Uno de los colectivos que más han sufrido el confinamiento han sido los niños. Los pequeños se han visto obligados a cambiar sus hábitos de vida. Han estado mucho tiempo sin salir de casa y tampoco han acudido al colegio. Muchos padres consideran que esta situación ha perjudicado a su desarrollo cognitivo y de madurez. Frente a esta situación, un grupo de familias ha redactado un escrito para solicitar que todo el alumnado pueda volver al colegio en septiembre con las medidas y protocolos de prevención.

Estas familias del colegio de Esporles (Mallorca) han aportado diferentes argumentos educativos, sociales, económicos, de conciliación laboral y científicos que muestran la necesidad de que se pueda cumplir esa vuelta al cole a partir de septiembre. El psicólogo infantil, Marc Tur, considera que esta petición de vuelta presencial a las aulas tiene mucho sentido y asegura que está basada en la evidencia y la necesidad de los niños de socializar.

Habla de anemia social y de los síntomas que están padeciendo los más pequeños que han estado sin contacto social y que han sufrido problemas emocionales, tristeza y necesidad de compartir y estar con otros niños.

Tur insiste en que esta pandemia va a crear un gran número de consecuencias psicológicas y emocionales en los niños. Muchos van a tener dependencia, dificultades en el aprendizaje, problemas de inseguridad o mucho miedo. Por eso, considera que lo que hay que hacer ahora es un trabajo de vuelta a la normalidad, retomar las actividades y los contactos con los amigos y la familia.

LAS FAMILIAS PIDEN QUE LOS NIÑOS VUELVAN A LAS AULAS EN SEPTIEMBRE

La petición de las familias viene apoyada por algunos artículos publicados recientemente, en cuanto a argumentos educativos y sociales. "La Organización Mundial de la Salud ha señalado a niños y adolescentes entre las principales poblaciones de riesgo en salud mental a causa del confinamiento"; "España es el país europeo con el nivel más alto de abandono escolar (un 17,2%)" y "En otros países de Europa se ha argumentado que "las consecuencias de no ir a la escuela son mucho más graves" y se ha señalado que hay médicos que aseguran que ir a la escuela es menos peligroso que quedarse a casa".

Los padres aseguran que las consecuencias pueden ser psicológicas, nutricionales e incluso provocar abandono escolar. "Tenemos que acostumbrar a la sociedad a volver a la escuela. La escuela primaria es absolutamente fundamental si queremos limitar la desconexión escolar y elevar el nivel de país. Porque cuando un niño desconecta a primaria, es muy difícil recuperarlo", sostiene Blanquer (ministro de Educación en Francia).

Los estudios constatan que en la educación primaria muchos aprendizajes se producen «a partir de experiencias educativas más sociales y que requieren cierto contacto físico y de una mayor relación entre alumnado y profesorado. El profesorado tiene un papel fundamental, es un guía imprescindible que pauta, que ayuda, que anima, que diseña escenarios que favorezcan el aprendizaje y con los más pequeños esto no puede sustituirse con la tecnología. El contacto social, el juego, la interacción física, el contacto con el entorno en general, con los compañeros, son vitales en estas edades», aseguran.

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DESIGUALDADES SOCIALES

El confinamiento obligatorio ha agraviado las desigualdades y alejado a una parte del alumnado del sistema educativo. Los efectos son más nocivos en niños y jóvenes de menos nivel socioeconómico puesto que no todas las familias disponen de recursos para la enseñanza telemática, denuncian. Aparte de los contenidos educativos, la socialización tanto con los compañeros de clase como con los maestros que garantiza la enseñanza presencial, corre peligro en estos momentos.

Las familias han hecho un esfuerzo muy importante durante estos meses ocupándose de los deberes de los hijos e intentando combinar con su trabajo. Sin embargo, esta situación, si se alarga en el tiempo, representa un retroceso en la conciliación y la igualdad de género, sostienen.

Además, a muchas familias la necesidad de acudir a sus puestos de trabajo por parte de los padres ha obligado los familiares de edades avanzadas a hacerse cargo de los menores, exponiendo en uno de los grupos poblacionales más vulnerables y afectados por la pandemia.

EPIDEMIOLOGÍA

Los padres recuerdan que de cada vez hay más evidencias científicas que muestran que "los niños y adolescentes no sufren la enfermedad y tienen un riesgo muy bajo de transmitir-entre ellos mismos u otras personas". "En los estudios de transmisión de brotes, en países como Italia, Corea, Holanda etc. en muy pocos casos los niños están relacionados con el brote ".

También hacen referencia a que "la vuelta en las aulas en Dinamarca no ha tenido incidencia negativa en la evolución de la COVID-19. Después de que se iniciara la vuelta de los más pequeños, el país no ha confirmado un incremento de contagios entre sus estudiantes”.