#CORONAVIRUS
Un cura diocesano "confinado" en Roma
Óscar Fernández Expósito es de Castro y estudia en el Pontificio Instituto Bíblico de la ciudad eterna
Baruk Domínguez
Tiempo de lectura: 2'
Actualizado 12:55
Óscar Fernández Expósito es uno de los jóvenes valores de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol.
Nacido en O Arneiro (Cospeito) en 1989 y ordenado sacerdote en la catedral mindoniense en 2014, pasó la mayor parte de su infancia y juventud en la localidad de Castro Ribeiras de Lea, muy cerca del límite diocesano con Lugo.
Ahora, después de ejercer su ministerio durante algunos años en varias parroquias del arciprestazgo de A Terra Chá, completa sus estudios en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma, ciudad donde se hizo notar el azote del virus COVID-19 varias semanas antes que en nuestro país.
El mundo "se para de golpe"
"Cuando se escuchó la noticia de que los vuelos entre Italia y España se iban a interrumpir, los que vivimos en la Iglesia Nacional Española de Roma optamos por quedarnos aquí, quizás con la ingenua esperanza de que esto no duraría mucho más", señala Óscar.
"Pero todo estaba empezando", continúa, indicando que "a cada momento llegaba una nueva medida del Gobierno y, hasta el momento actual, llevamos ya una semana sin salir de casa".
Como buen sacerdote, destaca que "gracias a Dios estamos bien; no estamos enfermos y tenemos las necesidades básicas cubiertas, como electricidad, internet, comida o agua caliente, por lo que podemos decir que estamos cómodos".
Aún así, Óscar lamenta que "sufrimos el problema de no salir de casa, aunque sea bastante grande, y especialmente el estar lejos de nuestros seres queridos, aunque las redes y la telefonía ayuden a paliarlo".
"Notamos como ese mundo exterior que nunca se para, ahora parece hacerlo de golpe", advierte.
Desde Roma, "con humor"
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En lo relativo a sus vecinos romanos, Óscar indica que "aquí la gente se lo está tomando con bastante calma y sentido del humor, supongo que será eso de reir por no llorar".
"A las seis de la tarde mucha gente, nosotros también, salimos al balcón para cantar, bailar o hablar, y así apoyamos a los que combaten la pandemia del coronavirus además de compartir momentos de humanidad con los que viven esta misma situación", relata Óscar.
En cuanto a actos litúrgicos, indica que "no podemos celebrar eucaristías con público, pero seguimos haciéndolo sin gente por las intenciones de nuestra casa y también por esta situación especial; hasta hemos retransmitido por redes sociales la misa del domingo".
Tiempo para aprender y compartir con Dios
Con respecto a sus clases, Óscar señala que "estamos asistiendo a través de internet, donde nos conectamos con los profesores que, a través de las nuevas tecnologías, imparten sus materias, interactúan con los alumnos, nos mandan trabajos y nos recomiendan lecturas complementarias para que vayamos avanzando".
La convivencia con sus compañeros es muy buena, ya que además de formarse también aprovechan "para ver alguna película por las noches e incluso tomar algo de lo que tenemos por casa".
"Son tiempos para compartir, poner el corazón en Dios, y pensar en las cosas que de verdad importan", concluye Óscar, con "la esperanza de que salgamos pronto de esta rara situación".
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