La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha finalizado sin éxito los trabajos de exhumación de los restos de Gervasio González, un represaliado por la Falange que había sido enterrado en el cementerio parroquial de Fornelas, en el municipio de A Pobra do Brollón, en septiembre de 1936.

Finalmente, tras varios días de excavación, a primera hora de la tarde de este miércoles se decidió poner fin a la investigación, puesto que “no ha sido posible encontrar los restos de Gervasio”.

Según han indicado desde la asociación, “fueron removidos por una actuación posterior a su enterramiento que no respetó el espacio en el que, sin ningún tipo de señalización, había sido depositado su cuerpo”.

Aun así, también aclararon que se había decidido trabajar en ese lugar concreto porque era conocido “por las personas responsables del cementerio”.

El arqueólogo responsable de la excavación, Xurxo Ayán, avanzó en declaraciones a COPE Lugo que ya en la jornada del martes veían “muy complicado” el poder encontrar algo.

“La dinámica de la represión franquista fue muy diferente en Galicia con respecto a lo que sucedió en el resto de España, por lo que en otras zonas hay grandes fosas con cincuenta o sesenta personas y aquí suele haber fosas pequeñas de una o dos personas, situadas en los atrios de las iglesias o cerca de los cementerios”, explicó.

Ayán también señaló que “desde los años 30 los cementerios rurales crecieron, se crearon nuevos nichos y se fue revolviendo todo, por lo que es muy difícil hallar restos de esa época”.

De hecho, en la zona que fue acotada en Fornelas “hay un gran mausoleo de cemento construido por una persona que había emigrado a Cuba, otra tumba de ladrillos que data de los años 40 y varios osarios”, por lo que el responsable de la excavación ya advertía de que los trabajos podrían finalizar “sin éxito”.

No obstante, la ARMH solicitará al Ayuntamiento de A Pobra do Brollón la colocación de una placa que recuerde lo ocurrido y que reconozca a Gervasio González, un hombre que fue “detenido ilegalmente” y “acribillado” por ser miembro del sindicato UGT y estar vinculado a “organizaciones progresistas” de la Segunda República.