La Xunta de Galicia ha iniciado hoy los trabajos para esparcir paja en las zonas más afectadas por los incendios registrados este mes en el municipio de Ribas de Sil, con la finalidad de evitar la erosión del terreno en esos lugares donde la afectación del suelo y de la vegetación por el fuego fue más severa.

La Xunta de Galicia utiliza esta técnica, conocida como Mulching, para crear una cubierta protectora en el suelo, utilizando paja -de cereales como trigo, cebada o centeno-, para evitar la erosión del terrreno en las zonas más afectadas por los dos voraces incendios que arrasaron unas 1.700 hectáreas de terreno en los municipios de Ribas de Sil, A Pobra do Brollón y Quiroga.

El director xeral de Defensa do Monte, Manuel Rodríguez, que mantuvo la semana pasada una reunión con los alcaldes de los municipios afectados, explicó que esa técnica se aplicará con ayuda de un helicóptero -helimulching- en las zonas de mayor pendiente y de forma manual en las más accesibles a pie.

Además, también informó a los regidores de que se han desplazado al lugar técnicos especialistas del Centro de Investigación Forestal de Lourizán para realizar una evaluación completa de los daños provocados por el fuego en la zona.

Nivel de afectación bajo

Esos expertos comprobaron que el suelo ha sufrido un nivel de afección bajo, a pesar de la abrupta orografía de la zona, con pendientes muy acusadas en determinados espacios.

De hecho, constataron, explicó el director xeral, que “en gran parte del terreno afectado”, la “buena gestión del monte y la rápida intervención de los medios de extinción ayudaron a que el daño fuese menor”.

Eso significa que “ninguna de sus propiedades físico-químicas resultó alterada”, de modo que la posibilidad de que “se movilicen arrastres erosivos de importancia en esos suelos es muy baja”.

La vegetación dominante en la zona son masas de pinus pinaster maduro, lo que “augura una buena regeneración natural en los próximos meses”.

Cauces fluviales

Además, se comprobó que no hay afección en los cauces de los ríos afectados, el Sil y el Lor, dado que las barreras naturales evitaron el arrastre de cenizas a ls cauces fluviales.