Era una tarde de domingo, como otra cualquiera.
José Manuel Bello se encontraba en su tienda de recuerdos de la Rúa San Francisco. Tuvo que salir unos minutos, pero pudo ver como alguien entraba en el establecimiento. Pensó que era un cliente y dio la vuelta para atenderlo, pero observó cómo este individuo se metía al otro lado del mostrador, cogiendo dinero de la caja registradora.
No se lo pensó dos veces, en ese momento echó mano de las llaves y cerró la puerta por fuera. Así, el delincuente quedó encerrado dentro del comercio. Acto seguido, el presidente de Compostela Monumental dio aviso a la Policía.
En pocos minutos llegaron los efectivos del Cuerpo Nacional de Policía, que contabilizaron 810 euros como frustrado botín del delincuente. Tras registrarlo, los agentes comprobaron que no iba armado.