Los restos arqueológicos hallados el pasado viernes mientras se realizaban trabajos de obra en Costa do Cristo, justo debajo de la zona en la que se encuentra la Plaza del Obradoiro y el Hostal de los Reyes Católicos, no pertenecen a la muralla que rodeaba a la ciudad de Santiago de Compostela en el pasado.

Así lo han confirmado el alcalde de la ciudad, Xosé Sánchez Bugallo, y la concejala de Urbanismo y Ciudad Histórica, Mercedes Rosón. Según afirmó esta última, todo parece apuntar a que en realidad estos restos pertenecen al muro de contención de una de las escarelas que bajan desde el Hostal de los Reyes Católicos hasta la propia Costa do Cristo.

De esta manera, Rosón explicó que después de reunirse durante el lunes con la arqueóloga de la obra, se descartó la posibilidad de que se tratara de la muralla. La concejala comentó que atendiendo a la documentación existente, la muralla tenía una anchura superior, concretamente de 2,6 metros, además de que estaría situada más abajo, posiblemente en torno a la zona de Carretas.

Esto se sabe ya que gracias a las obras realizadas hace unos años, se pudo acreditar que el foso de la antigua muralla estaría ubicado en la citada calle.

Para demostrar tal afirmación, Rosón mostró un plano del año 1.766 en el que se puede ver la muralla y las citadas escaleras, que en teoría comunicaban el hospital Real con Costa do Cristo.

Reanudación de unas 'incómodas' obras

Así, la responsable del ámbito urbanístico sentenció que "o muro que apareceu o venres, probablemente sexa do muro de contención desas escaleiras", lo que se traducirá en una rápida reanudación de las obras una vez se documente el hallazgo.

Esto permitirá agilizar un proceso que, de lo contrario, se vería bloqueado en el tiempo, ya que de haberse encontrado la muralla la tesitura hubiera cambiado notablemente, paralizando las obras por completo.

Como no ha sido así, las obras se reanudarán lo antes posible para conseguir que la zona de Costa do Cristo vuelva a estar lista para su paso, ya que actualmente se encuentra cerrada, lo que obliga a desviar a los cientos de personas que atraviesan la zona a diario, ya que comunica directamente con la plaza del Obradoiro.

En su lugar, los transeúntes deben acceder al Obradoiro o bien dando la vuelta por Carretas, en dirección a la oficina del Peregrino, o por Rúa da Trinidade, justo por delante de la comisaría de la Policía Local.

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A pesar de esto, se ha podido ver durante estos día a unas pocas personas atravesar el vallado de la obra en lugar de tomar los desvíos obligatorios. Del mismo modo, muchos son los que se extrañan del corte de esta céntrica e importante zona de paso en pleno agosto, justo cuando la afluencia de turistas y peregrinos es mayor.