El Colegio Oficial de Administradores de Fincas de Galicia (COAFGA), alerta en un comunicado de la proliferación en pisos de actividades ilícitas que antes eran residuales en nuestra comunidad autónoma. En concreto, de cocinas que actúan ilegalmente como restaurantes y lavanderías clandestina.

COCINAS FANTASMA

La secretaria del COAFGA, Teresa Suárez Agrasar, alerta del incremento de las llamadas “dark kitchens”, es decir, “cocinas fantasma donde se elabora y reparte comida de forma habitual y cuyos inquilinos o propietarios no cuentan con los permisos y licencias necesarios para realizar esta actividad”. El colegio subraya que los responsables de estos negocios ilícitos son “profesionales que han tenido que cerrar sus establecimientos a causa de la pandemia” o “inmigrantes que cocinan recetas de sus países de origen o bocadillos en grandes cantidades” para luego distribuir por toda la ciudad o entregar “directamente” a los clientes.

Incide el COAFGA que además de ser una “actividad clandestina que no cuenta con los permisos oportunos”, la falta de instalaciones adecuadas y seguras pone en riesgo a las comunidades de propietarios que viven en esos edificios. Asimismo, ocasiona numerosos “trastornos” como “exceso de ruidos, trasiego excesivo de gente, olores y humos”, además de “generación de grandes cantidades de basura y atascos constantes en tuberías y desagües” provocada por el hecho de tirar restos de comida por los fregaderos.

LAVANDERÍAS CLANDESTINAS

Otra actividad ilícita que, debido a la crisis económica, está “en auge”, señala el colegio, es el lavado de ropa en cantidades industriales dentro de las viviendas. “Hemos visto casos de pisos con varias lavadoras o incluso trasteros con cinco o seis máquinas. Se conectan a la corriente de agua comunitaria y están realizando coladas todo el día”, denuncia la secretaria del COAFGA. Recuerda que estas actividades tampoco se pueden realizar sin acondicionamiento previo y sin los permisos reglamentarios”.

Además de lavanderías y cocinas fantasmas, los Administradores de Fincas también se están encontrando con otras actividades ilegales, como el arreglo de coches en garajes privados que posteriormente se ponen a la venta, o el cultivo de marihuana y prostitución. Esta última, subrayan, presenta un crecimiento exponencial.

LENTITUD ADMINISTRATIVA Y MIEDO A REPRESALIAS

Consideran que estas actividades se realizan “con impunidad” debido a la “lentitud administrativa” y por la obligación de contar con el acuerdo previo de la junta de propietarios del edificio para poder denunciarlas. Asimismo, recuerdan que “si no hay pruebas fehacientes de que se está cometiendo un delito, es complicado probarlo”. “El miedo a represalias del que comete la actividad delictiva también es otro factor que desanima a los vecinos a poner una denuncia”, agregan.

Desde el Colegio de Administradores de Fincas recalcan que la colocación de cámaras de videovigilancia en los portales podría ser un “elemento disuasorio” para este tipo de negocios, pero el coste elevado es un “obstáculo” para su instalación. También insisten en que se precisa del acuerdo de la asamblea de propietarios para que las denuncias sean efectivas.