La enfermería del Deportivo está vacía. Todos los jugadores del primer equipo están a disposición de Rubén de la Barrera de cara al importante partido del domingo en Riazor contra el Pontevedra. Miku, que se lesionó en el calentamiento del encuentro ante el Guijuelo, ya se ejercita con normalidad y está en condiciones de entrar en la lista de convocados.
El cuadro blanquiazul afronta este compromiso con la necesidad de ganar para dar un primer paso importante en su actual pelea por evitar un primer descenso. Quedan tres jornadas y el Pontevedra llega con dos puntos menos, ocupando la séptima plaza, que haría que bajasen a la Segunda División de la Federación y peleases en la segunda fase por no terminar en la quinta división del fútbol español.
El presidente, Antonio Couceiro, trasladó un mensaje de calma de cara al futuro. Aseguró la continuidad del club “pase lo que pase” en el terreno de juego, unas palabras que ya han llegado al vestuario: “Algo siempre tranquiliza pero el objetivo es el mismo. Por las palabras del presidente nadie cambia su objetivo ni la imagen que tenemos de los tres últimos partidos”, indicó Diego Villares. El centrocampista incluso sueña con cambiar de forma radical la dinámica y aumentar las opciones de seguir peleando por el ascenso, algo que el propio Couceiro reconoció que está prácticamente imposible: “Sí que está difícil pero ojalá podamos decir que el presidente se equivoca, por así decirlo, y dar la sorpresa”.
Al partido podrán asistir 500 personas. Hoy a las 19 horas termina el plazo para solicitar un entrada, una reserva que está disponible para los socios protectores. Cada localidad costará seis euros y se abrirá sólo la grada de Tribuna. Después de enfrentarse al conjunto que entrena Luisito, al Dépor le quedará visitar al Celta B y acabará la primera fase recibiendo al Zamora, actual líder del subgrupo con 28 puntos.