Los obispos extremeños, ante la dificil situación de pandemia que seguimos viviendo, hacen una llamada a los fieles a la responsabilidad y a colaborar con las autoridades civiles y sanitarias, que tienen un gran reto, dicen, para encontrar las medidas adecuadas que frenen la expansión del COVI-19.

En un comunicado firmado por el arzobispo metropolitano de Mérida-Badajoz, Celso Morga, el obispo de Plasencia, José Luis Retana, y el Administrador Diocesano de Coria-Cáceres, Diego Zambrano, comparten con todos la "gran preocupación y zozobra" que esta situación genera.

"Como es bien conocido de todos a través de distintos medios, los datos de la pandemia de la Covid-19 en Extremadura, durante las últimas semanas, se han disparado de manera alarmante, tanto en cuanto a la incidencia acumulada como en las hospitalizaciones y la ocupación de las UCI", relatan.

Así, expresan que son "conscientes de que las autoridades sanitarias tienen el gran reto de encontrar las medidas más adecuadas para frenar la expansión del virus y doblegar la curva de crecimiento", y les trasladan su "reconocimiento sincero por los esfuerzos que realizan a favor de todos". Al mismo tiempo, se hacen eco de su "apremiante llamada a la responsabilidad".

"Por eso, nosotros, como pastores de las diócesis con sede en Extremadura, recordamos a las comunidades parroquiales, a los fieles cristianos y, en general, a todas las personas de buena voluntad la necesidad de extremar las medidas sanitarias establecidas por las autoridades civiles, favorecer una cultura del “cuidado” de unos con otros y de cada uno consigo mismo y, frente al peligro de interpretaciones simplistas, preguntarnos qué es lo que el Señor quiere de nosotros en una situación tan dramática como la actual".

En el comunicado, los obispos recalcan que les "duelen las consecuencias económicas y sociales que la presente situación está teniendo para tantas personas y familias. Esperamos que puedan salir adelante y que se procuren las medidas económicas necesarias para ello".

Además, alientan a los sacerdotes a que redoblen la atención, también la específicamente espiritual, a las personas enfermas y sus familiares.

"Animados por la fe, mantenemos la esperanza de que la lucha contra un virus tan destructor nos ayude, finalmente, a ser más humanos y más hermanos", concluyen.