Es una de las cuestiones que se plantearán estos días una vez han pasado las fallas. Será cómo evitar que estas fiestas, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO dejen de ofrecer las imágenes lamentables en plena masificación, de la falta de civismo en los botellones, con jóvenes orinando o vomitando junto a edificios tan reconocidos como La Lonja, el Mercado Central, las iglesias de los Santos Juanes, o de Santa Catalina o de San Valero. Sobre todo en estas zonas, un año más, -y este mucho más grave que el anterior-, nos dejan imágenes deplorables de montañas de basura,suciedad y agresiones al patrimonio histórico. Los colectivos en defensa del Patrimonio lo han vuelto a denunciar este año.
Ha sido un intenso fin de semana de quejas vecinales por las molestias de las macroverbenas que proliferan por Ciutat Vella, sobre todo la del Mercat y tras las denuncias de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico después de que una comisión fallera organizara un concurso de paellas en la calle Grabador Esteve lo que obligó a cuatro restaurantes de dicha calle a anular el domingo sus reservas porque no podían abrir sus puertas al estar tomada por las paellas. Los comerciantes lamentan los incumplimientos del bando de fallas, que acaba en papel mojado porque nunca tiene consecuencias.