El empresario holandés de 59 años detenido por, supuestamente, asesinar el pasado fin de semana a su pareja, rumana de 34 años, en Moraira ha pasado su primera noche en la prisión de Fontcalent tras acordar la juez que lleva el caso prisión provisional, comunicada y sin fianza. Y es que el detenido ratificó ante la jueza la confesión que hizo a la Guardia Civil de los hechos.

Según ha explicado a los periodistas el abogado de la acusación particular que representa al hijo de 14 años de la fallecida y que también ejerce de portavoz de la familia, Alexander Rodenkirchen, el presunto asesino "ha colaborado en todo momento" en la declaración ante la jueza del juzgado de violencia sobre la mujer número 1 de Dénia.

El cuerpo sin vida de la víctima, Alina M., que deja huérfano un menor de 14 años, fue encontrado el pasado lunes sobre las 8 horas por operarios del servicio de limpieza cuando abrieron un contenedor para echar unas bolsas que había depositadas en el suelo.

En ese momento, descubrieron abundantes rastros de sangre dentro, donde estaba la víctima degollada envuelta en una colcha y vestida con ropa de calle.

La mujer presentaba heridas defensivas en los antebrazos y 24 horas después se entregó el presunto autor, su pareja, que en el cuartel de la Guardia Civil confesó los hechos.

El detenido contaba con antecedentes de violencia machista e, incluso, tuvo una orden de alejamiento hacia la víctima ya caducada debido a que la mujer no quiso ratificar la denuncia inicial contra el agresor.

Al margen de esto, la crónica de sucesos ha estado protagonizada por una anciana de 90 años que sobrevivió este miércoles tras caer desde un séptimo piso. Eso sí, resultó con politraumatismo.

La mujer se ha precipitado al vacío accidentalmente, han señalado a Efe fuentes de la Policía Nacional, que han descartado que haya sido un intento de suicidio.

Al parecer, los toldos instalados en los pisos inferiores habrían amortiguado la caída de la mujer.

 La Policía Nacional investiga la sustracción de cinco baterías de litio a motos eléctricas de alquiler producidas entre este lunes y martes en varias calles de València, y ha advertido del riesgo de explosión por su manipulación indebida.

Las sustracciones se produjeron en las calles Albocácer, Alquerías de Bellver, Santa Genoveva Torres, Duque de Gaeta y Avenida Blasco Ibáñez de València.

La Policía Nacional ha advertido del peligro de manipulación de las baterías por parte de personas no cualificadas para ello, ya que una manipulación indebida puede, según responsables de la empresa propietaria, conllevar riesgo de explosión.

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