Riñas, malos modales, humo y alcohol. Este es el cóctel explosivo que se encuentran cada fin de semana los conductores de los autobuses de las líneas nocturnas de los fines de semana y festivos. Las noches de fiesta son largas y cada vez es mayor el número de personas que utilizan el autobús. Tanto es así, que en la parada de la Plaza del Mar se pueden juntar más de 200 personas. Esto genera riñas, conflictos y malentendidos con los conductores que viven situaciones muy tensas. Los problemas no se dan sólo de madrugada a la hora de la recogida. También a llegada a las noches de fiestas. Según Francisco Villaplana, miembro del sindicato los jóvenes que cogen el autobús entorno a las once de la noche aprovechan el trayecto para empezar el botellón. “Esto genera conflictos con el conductor lo que pone en peligro la seguridad de éste, de los ocupantes del bus y de la circulación”. Desde el sindicato exigen medidas para mejorar la seguridad y proponen la presencia policial en las paradas y cámaras de videovigilancia en los autobuses. Ya han presentado un escrito explicando la urgencia de la situación al concejal de transportes y seguridad del ayuntamiento de Alicante, Juan Seva. Aunque pretenden que los Ayuntamientos afectados y la Generalitat también se involucren y pongan soluciones.