Algo se muere en el alma cuando un amigo en Alicante cierra el bar.

Llora su entorno, llora el pequeño empresario, llora su familia, lloran sus empleados, pero también el panadero, el carnicero, el bodeguero, el frutero, el recaudador, el electricista, el fontanero… Cuando ese entramado circular de imprescindible sostenimiento económico se rompe, también llora la ciudad.

Si algún sector, en estas dificilísimas circunstancias por la maldita pandemia, tiene que cuidar y prever con escrupulosidad, esmero y especial responsabilidad a sus clientes, ese es el sector turístico de nuestra ciudad: bares, restaurantes, hoteles, ocio, servicios... Por su bien y por el de todos.

Y así creo que lo han venido haciendo en su gran mayoría desde la reapertura tras ese obligado cierre y parón de todos estos negocios en la primera oleada del virus que todos sufrimos con el confinamiento.

Ante la llegada de la mal llamada “nueva normalidad” (así definida por el presente desgobierno) alguien dejó el dedo puesto sobre la llaga en el yugo de la excesiva incriminación. Alguien que pensó que este virus de mierda contagia más a una de la noche que a la una del mediodía. No se sabe todavía muy bien y ni bajo qué criterios supuestamente emitidos por un fantasmal “comité de expertos” lo avalan, pero como siempre, sin previsión estratégica y sin apenas dialogo con las partes afectadas. Y volvieron las prohibiciones y las restricciones sin miramientos, sin pensar que, a veces, la realidad es bien tozuda y mientras esta economía poco a poco fenece, la pandemia sigue acrecentando positivos a toda hora y por todos los rincones. Sumando incertidumbre, incomprensión, desasosiego, parados, cierres, ruina y pobreza.

¡El sector del ocio también se muere de covid-19! La hostelería se desangra a borbotones en España y son miles y miles de establecimientos los que están condenados a desaparecer. Uno de los cimientos más sólidos y estables para la economía de nuestro país se está derrumbando por las grietas de la demonización y la injusticia de una política errática, ineficaz y extremadamente caprichosa.

Como dije al principio, todos de alguna forma estamos implicados. No dejemos por pasividad latente o exceso de confianza algo que puede tocarnos muy de cerca aquí, en un familiar, un amigo o un conocido en el bar, la cafetería, el restaurante, el pub, el hostal, el hotel, el comercio de proximidad...

Hoy lunes 14 de septiembre, se ha convocado una marcha cívica a las 18 horas que partirá desde la Plaza de la Montañeta de Alicante, organizada por las grandes agrupaciones de hostelería de la provincia de Alicante, bajo el lema: No somos culpables. ¡Ayudas ya! Y tiene por objetivo alzar la voz y reclamar un futuro para el sector hostelero, entre otras cosas pidiendo la reapertura del ocio nocturno, la compatibilidad automática de licencias, ERTES hasta el fin de las restricciones, planes de ayuda autonómica, interlocución activa con las instituciones y otra serie de medidas necesarias para la subsistencia y mantenimiento de este colectivo productivo y sus derivados.

Iremos. Con todas las medidas de seguridad que contemplan las autoridades sanitarias y con la responsabilidad que siempre han practicado estos profesionales, te invito a que nos ayudes y te sumes a la causa,

¿Qué, te vienes esta tarde con nosotros de “marcha”?

Juan Carlos Gumiel.