¿Se imaginan vivir a escasos metros de una parada donde los autobuses permanecen con el motor en marcha y los tubos de escape echando humo durante minutos y minutos? Un calvario de contaminación y ruido.

Lo padecen los vecinos del entorno de la estación de Cercanías de El Escorial. Ya se han quejado varias veces, se han pedido soluciones, bien sencillas, pero no terminan de llegar y algunos, los que han podido, han optado por marcharse de sus casas.

La parada da servicio a los autobuses de la línea L1, que comunica este punto con el vecino municipio de San Lorenzo de El Escorial, y a los que desplazan a los viajeros del Tren de Felipe II. Hasta 5 autobuses llegan a concentrarse en un mismo momento durante los fines de semana en ese reducido espacio, pegado a las viviendas.

El problema no es nuevo y ya fue reconocido por el propio Pleno con una moción aprobada por unanimidad para solicitar a RENFE la ubicación de esta parada en el aparcamiento anexo, pero el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias, ADIF, se negó, con lo que las molestias continúan y el día a día se convierte en insoportable, sobre todo en determinadas épocas del año.

"En invierno con las ventanas cerradas todavía, pero en verano es una molestia enorme. Los autobuses llegan, no paran el motor mientras esperan a los usuarios del tren, y el humo y el ruido se meten en las casas. Yo tengo una terraza que no puedo utilizar porque la contaminación acústica y atmoférica es insoportable", cuenta Maribel, una de las afectadas.

La situación ha llegado a tal punto que se ha planteado medidas como el cambio de domicilio, como ya sucediera con sus vecinos. "Por supuesto que lo hemos pensado, pero ni mi marido ni yo tenemos las circunstancias ni la edad como para andar en la aventura que puede ser hoy cambiarse de piso. Mis vecinos eran más jóvenes y ya estaban tan hartos... él en concreto ha luchado más que nadie, pero como ha visto que no les hacían ni caso se han marchado", dice con pena Maribel.

Los vecinos solicitan que se reubique la parada dentro de la rotonda, pero frente a la actual. De este modo, los gases y ruidos de los autobuses serían emitidos hacia el parking y no hacia las viviendas.

La petición ha sido trasladada al Ayuntamiento mediante escrito que, de momento, no ha tenido respuesta.