El número de mujeres que duermen en la calle en Barcelona se ha reducido un 35% en un año, pasando de las 134 mujeres en enero de 2020 a las 87 el pasado mes de marzo, según la última cifra disponible de los recuentos que realizan cada mes los equipos municipales.

Lo ha anunciado la teniente de alcalde de Derechos Sociales, Laura Pérez, en rueda de prensa este martes, junto a la comisionada de Acción Social, Sonia Fuertes, para presentar el balance de la medida de Gobierno para la prevención del sinhogarismo femenino y la introducción de la perspectiva de género en la atención a las personas sinhogar.

Desde 2008 --cuando se empezaron a recoger datos de manera más sistematizada-- el número de mujeres en situación de calle en Barcelona ha fluctuado entre el 11% y el 15% del total de personas sin hogar, y por primera vez esta cifra se ha situado por debajo del 10% en febrero y marzo, a pesar de que el fenómeno del sinhogarismo está en ascenso en el conjunto de las grandes ciudades europeas.

Pérez ha atribuido este descenso de personas durmiendo en la calle a la reducción de la llegada de personas a la ciudad por la pandemia y al aumento de los recursos disponibles para alojar a personas sin hogar.

Actualmente, hay tres equipamientos exclusivos para mujeres en la ciudad: el Centre de Primera Acollida (CPA) de Sarrià --con 54 plazas-- y dos Centros Residenciales de Inclusión (CRI), que son La Llavor, abierto desde el pasado octubre con capacidad para 40 personas, y La Violeta, que abrió en abril con 26 personas más, donde se están fijando los circuitos y trabajando en la adaptación del equipo profesional.

La tinente de alcalde ha incidido en que, a pesar de que el Ayuntamiento se ha adaptado a la situación provocada por la pandemia abriendo recursos adicionales, son necesarias estrategias estables de prevención para que las mujeres no lleguen a la situación de calle: "Este es un trabajo mucho más a largo plazo y estructural".

En este sentido, ha destacado que el 70% de las ayudas directas van dirigidas a mujeres y ha señalado que éstas soportan más situaciones de infravivienda o de abusos y violencia que los hombres antes de llegar a estar en situación de calle y que, cuando lo hacen, es con un deterioro físico y emocional "objetivamente más grave"; una situación que cree que está invisibilizada y que necesita un abordaje integral.

Por eso ha puesto en valor la apertura de estos equipamientos exclusivos para mujeres, que les ofrecen una mayor intimidad y privacidad y que generan que se creen más vínculos entre ellas, y con un acompañamiento social específico con mirada de género, ha explicado.