Un estudio revela que los menores con obesidad presentan alteraciones en el cerebro
El estudio detecta hiperexcitación en dos zonas concretas del cerebro en niños con obesidad que puede provocarles una ansidad permanente
Amanda Rodríguez González
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Actualizado 12:14
Investigadores de la Unidad de Investigación en Resonancia Magnética del Servicio de Radiología del Hospital del Mar y del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) han identificado en un estudio que hay determinadas zonas del cerebro de menores obesos que presentan alteraciones si se comparan con niños y niñas de la misma edad con peso normal o sobrepeso. La revista 'Cerebral Cortex' ha publicado los resultados donde se han analizado imágenes del cerebro de 230 menores de entre 8 y 12 años a través del estudio Breathe que lidera el ISGlobal, centro impulsado por la Fundación la Caixa.
Los investigadores han detectado a través de resonancias magnéticas funcionales que la corteza orbitofrontal y la amígdala son las dos zonas del cerebro de los menores con obesidad que tienen alteraciones y se encuentran "hiperexcitadas". Estas alteraciones son iguales a las de las personas que sufren un trastorno obsesivo-compulsivo y a aquellas que tienen la enfermedad de Prader-Willi, la cual es de orígen genético y produce un trastorno obsesivo y deriva en obesidad.
De esta manera los investigadores han abogado por la intervención terapéutica en estos menores porque la alteración del sistema que regula la conducta se puede considerar que llega al nivel de patología cerebral, un hecho que "hay que tener en cuenta a la hora de abordar estos casos". Sin embargo, los autores han aclarado que el estudio no permite determinar si la obesidad genera las alteraciones cerebrales o de lo contrario, son estas alteraciones las que provocan el sobrepeso y la obesidad, aunque han defendido que hay que tener en cuenta los dos factores, la alimentación y la patología cerebral.
La corteza orbitofrontal y la amígdala son los centros que regulan las sensaciones de recompensa y de castigo, además de su relación con la parte del cerebro que regula las necesidades básicas, como la comida y las emociones, y también con la corteza somatosensorial, donde el cerebro representa la imagen del propio cuerpo.
El hecho de tener hiperexcitadas estas zonas del cerebro provoca una "ansiedad permanente" en los niños con obesidad y, a la vez, altera la propia percepción del cuerpo, magnificándola, en este caso los investigadores creen necesario un abordaje multidisciplinario de estos casos.
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