"Un botifler en la Villa y Corte" es el título de la nueva obra del gerundense Albert Soler, con la edición de Ediciones Península. El autor sigue fiel a su estilo satírico y crítico con la política local, pero en este caso ha cambiado el enfoque. En el libro anterior, se centraba en lo que él consideraba el circo del independentismo, pero en esta ocasión se ha trasladado a Madrid para explicar crónicas madrileñas vividas desde el prisma de un catalán, analizando la realidad política española y catalana desde de su punto de vista.

La primera conclusión extraída de su estancia en la capital es que la diferencia entre políticos españoles y catalanes a grandes rasgos es inexistente. Soler también explica cómo se mostró sorprendido al visitar lugares emblemáticos de Madrid y ver un panorama distinto al esperado. Este sería el caso, por ejemplo, de la tumba de Franco, donde afirma esperar encontrar un lugar de peregrinación, y, en cambio, no vio a nadie. Se esperaba más el resultado de su visita al Congreso de Diputados, donde dice que tampoco vio a nadie, pero les excusa alegando que no pueden trabajar muchas horas.

Uno de los elementos más distintos de la vida en Madrid respecto a Cataluña, es el talante de los ciudadanos. En Madrid afirma que la gente tiene la capacidad de "disfrutar la vida", al contrario de ahí, donde "apenas salen a tomar una caña después del trabajo, porque están ocupados lamentándose de la opresión sobre el pueblo catalán".

Por último, el autor comenta que él cree que el trabajo de un buen periodista es "pelearse siempre contra todo poder", por eso lamenta que "durante el Procés, muchos periodistas hicieran de altavoz en vez de dudar de las promesas que les hacían". También afirma que su trabajo está bien recompensado a nivel moral, pero se muestra satisfecho, ya que se considera a una persona "poco ambiciosa económicamente hablando" y lo único que busca es divertirse.