La discoteca Lemon del grupo DrinkKing de Sant Cugat del Vallès ampliará las medidas de seguridad a partir del viernes después de la avalancha del pasado fin de semana que provocó heridas a seis personas. La empresa reforzará el dispositivo para garantizar la integridad de los asistentes en las carpas, donde se habilitará un sistema con dos colas, una para entradas compradas previamente y otra para el resto. De la misma manera, se incrementará el número de agentes se seguridad y control, pasando de 11 a 22. Desde la patronal del ocio nocturno Fecasarm aseguran que el local cumplió en todo momento con la normativa y que no se llegó al límite permitido por las medidas sanitarias.

Los hechos ocurrieron el primer fin de semana con la reapertura del ocio nocturno, cuando un centenar de personas se concentraron a las puertas de la discoteca vallesana para poder entrar, provocando una avalancha. Finalmente, los propietarios, en una decisión acordada con la Policia Local y los Mossos d'Esquadra, abrieron las puertas para evitar daños mayores.

"La discoteca estaba al 90 % de capacidad, no estaba limitada al 70 % porque era en espacio abierto, y tampoco hizo falta el certificado covid", explica el presidente de la Federació Catalana d'Associacions d'Activitats Recreatives Musicals (Fecasarm), Joaquim Boadas. Recuerda, también, que el aforo en exteriores de discotecas es de 2.700 personas, una cifra a la cual no se llegó.

Boadas considera que la situación vivida el fin de semana responde a una necesidad de la ciudadanía de disponer de locales de ocio nocturno, una situación de confinamiento que se ha alargado demasiado, cree, y que ha provocado que muchos jóvenes hayan optado por modelos alternativos, como los botellones.

"La reapertura de los locales es una noticia positiva porque la gente quedará más repartida y no habrá aglomeraciones en la calle", asegura. Sin embargo, pide que se permita el 100 % del aforo: "Como hay más demanda que antes de la pandemia, habrá gente que se quedará fuera y buscará una alternativa. Es una mala noticia que la Generalitat siga apostando por los botellones después de ver sus consecuencias", concluye.