La asociación "Coordinadora Residencias 5+1" ha presentado una denuncia ante la Fiscalía de Barcelona por el trato y gestión de las residencias de ancianos durante la crisis del coronavirus.

Más de 17.500 muertos por coronavirus o con síntomas compatibles ya se han producido en residencias de servicios sociales. Además, en estos centros se han registrado más de 72.000 contagios o casos sospechosos y en cinco comunidades los fallecidos en estas instalaciones superan el 50% de todos los decesos de la región.

La Coordinadora Residencias denuncia que no se ha dotado de EPI's a los trabajadores, ni se han hecho tests —ni a los ancianos ni a los trabajadores— con la rapidez necesaria, lo que se ha visto agravado por una caótica gestión en muchas de las residencias, con un aislamiento de las personas con síntomas positivos, más que discutible. El resultado ha sido residencias con la mayoría de los residentes y el personal contagiado.

Durante semanas los ancianos que enfermaban, con o sin síntomas de coronavirus, no fueron derivados a los hospitales. Eso supuso una condena de muerte, porque, según denuncia la asociación de familiares en residencias, "en las residencias no hay personal sanitario cualificado en el seguimiento de los problemas de salud las 24 horas del día, ni recursos ni material sanitario propios".

La agrupación condena que "no ha habido personal suficiente para atender adecuadamente a los residentes, por un elevado número de bajas médicas como consecuencia de la propia pandemia, pero también porque en demasiados casos existía una carencia previa por incumplimiento de las ratios establecidas".

Hay casos de residentes que han llegado a los hospitales desnutridos y deshidratados, claros ejemplos de maltrato y desatención.

Los familiares manifiestan que se les ha ocultado información de la situación real de los centros, y también se quejan de falta de información sobre el estado de los residentes, así como de dificultades para establecer contacto telefónico o videoconferencia con ellos, lo que perjudica emocionalmente a los ancianos, que se sienten abandonados por sus seres queridos.