No hay comida más sociable que la popular calçotada. Al reclamo de la popular cebolla, se organizan encuentros masivos de familiares, amigos, grupos que comparten afinidades o incluso empresas. La mayoría al aire libre , en torres privadas o parques públicos y otras en los salones de los restaurantes especializados en la cocción de la cebolla tierna y en su salsa. El calçot es el rey de la mesa en marzo.

Hoy todo está arrasado, en plena temporada, por la crisis del coronavirus. Todo cerrado, no hay demanda y el calçot se queda en el campo.La ampliación del estado de alarma como mínimo al 11 de abril, provoca el definitivo cierre de la temporada. La liturgia del calçot juega con el calendario. Las mesas con las cebollas quemadas y a punto de degustarse, representan cerrar los más crudo del invierno y dar la bienvenida a la incipiente primavera y su buen tiempo. Habrá que esperar a la próxima temporada.

¿Y cuales son las consecuencias del parón?; Mercabarna ya devolvió la semana pasada los pedidos porque no hay demanda ni en particulares ni en restaurantes. Así en la IGP Calçot de Valls calculan una pérdida del 25% de la producción. Plantan cada invierno 18 millones de calçots, con el certificado de calidad, y el parón provoca que 4,5 millones se queden sin recoger. La gran demanda de esta variedad de cebolla, provoca que fuera de la IGP, se recojan 60 millones de calçots, en fincas del Camp de Tarragona, especialmente.

El presidente de la IGP Calçot de Valls, Francesc Xavier Amill lamenta " la perdida del 25% de la producción es el beneficio de los agricultores. En el mejor de los casos este año no habrá ninguna ganancia, incluso algunos van a entrar en pérdidas". Los socios de la entidad proponen " pedir ayudas a las administraciones, mediante subvenciones o créditos blandos", apunta Amill.

Los más perjudicados son los productores exclusivos del calçot, agricultores que solo tienen en sus tierras esta cebolla tierna y que arrancaron otras verduras, porque el mercado demandaba calçot y otros productos están debajo del coste de producción.

Otro sector muy afectado por el cierre de la temporada, son los restaurantes especializados en este manjar. Ubicados la mayoría en la comarca del Alt Camp, muchos de ellos solo abren para la temporada del calçot. Los cálculos de este año apuntaban a 14 millones de euros que generaba el calçot.

Este año 2020, se apuntaba a un récord de producción y consumo. El temporal Gloria retrasó en enero la temporada, pero una vez superado, la demanda se disparó y las previsiones eran magníficas. Ahora todo se ha hundido, el cierre de la temporada y millones de calçots en el campo sin nadie que los recoja por falta de demanda.