Las playas de Tarragona estrenan esta semana un sistema para controlar el aforo con el objetivo de poder garantizar el distanciamiento social. Se han instalado sensores que recogen exclusivamente “datos numéricos” según ha asegurado el consejero de Seguridad Ciudadana, Manel Castaño.

Cuando se llega al 80% del aforo permitido, a través de unos altavoces se recomienda a los bañistas que vayan a otra playa. Los semáforos marcarán con los colores verde, amarillo y rojo el volumen del aforo. Los datos estarán disponibles a tiempo real a través de una aplicación para móviles.

Los sensores tienen la capacidad de detectar personas panoramicamente. Además, el consejero ha asegurado que no se registran las imágenes de los bañistas y se garantizará el anonimato. También ha detallado que el consistorio trabaja para equiparse con drones para los próximos meses para realizar tareas de control y vigilancia en las playas o en grandes concentraciones.

Desde el consistorio se ha establecido una superfície de nueve metros cuadrados por persona, por encima de los cuatro que recomienda Sanidad. Castaño ha afirmado que de esta forma “se garantiza el distanciamiento” aunque ha apelado “a la responsabilidad individual”.

Para controlar que los bañistas cumplan la normativa, los agentes de la Guardia Urbana patrullarán por las playas. “No queremos hacer cosas a la fuerza ni abrir expedientes, queremos informar y hablar con la gente” ha explicado Castaño. En el hipotético caso que alguien no siguiera las indicaciones, se le podría sancionar por un delito de desobediencia con una multa entre 300 y 600 euros, tal y como ha señalado el jefe de la Guardia Urbana, Enrique Fernández.