El 12 de marzo de 2020 comparecían la consejera de Salud, Alba Vergés y el entonces consejero de Interior, Miquel Buch, para anunciar el confinamiento perimetral de la Conca d’Òdena, que afectaba a los municipios de Igualada, Santa Margarida de Montbui, Òdena i Vilanova del Camí, en total unas setenta mil personas. Se tomó esta decisión porque en algunos momentos hubo más de 400 profesionales sanitarios aislados, ya fuera porque tenían la enfermedad o porque habían sido contactos directos con positivos. Y la cifra de fallecidos también se disparó: se incrementaron las defunciones un 200% en un mes y medio. O lo que es lo mismo, si de media, antes de la pandemia fallecían en la zona dos personas diarias, en los meses más complicados lo hacían unas quince.

INCREMENTO DEL PARO

Desde el punto de vista económico, la situación es complicada. El paro está por encima de los 4 mil desocupados y en un año se ha destruido un seis por ciento del tejido empresarial. Y muchas personas se encuentran en una “situación límite”, como explicaba la directora de Cáritas Anoia-Segarra, Montserrat Roca. De hecho, se ha incrementado en un 31% el número de familias que van al Banco de Alimentos de Igualada. Y es que muchas se han quedado sin ingresos, especialmente personas extranjeras.

HOSPITAL DE IGUALADA

Desde el punto de vista asistencial, el Hospital de Igualada se consideró el “epicentro” del brote. Y por este motivo, aquellos días de confinamiento se vivieron allí con mucha intensidad. Faltaban una tercera parte de los profesionales, pero les entraban una treintena de pacientes cada doce horas. Y hacer frente a este panorama, explica el director asistencial del Hospital, Jordi Monedero “pasa factura”. De hecho, reconoce que la “gente está muy cansada diciendo cuándo acabará esto: al final ves que no es una carrera de esprint, sino de fondo y tienes que intentar siempre ir un poco por delante. En aquel momento, la sensación es que ibas siempre detrás. Siempre”

El confinamiento perimetral también fue una prueba para los Mossos de Esquadra que tuvieron que preparar un dispositivo diferente, porque tenía que ser impermeable y se tenían que establecer canales rápidos de servicios de emergencia y de abastecimiento de la población. Y tampoco se sabía cómo reaccionarían los ciudadanos. Un dispositivo que ha servido también como ejemplo para posteriores actuaciones del cuerpo.