El 15% de las casas en las que viven niños no pueden mantener una buena temperatura en invierno, un porcentaje que llega al 35% en algunos distritos, como Nou Barris o Ciutat Vella. Según las conclusiones de un estudio de Ingeniería sin Fronteras, En Catalunya hay unas 380 familias que destinan más de un 10% de los ingresos familiares en gastos energéticos. El estudio también constata que vivir en esta situación tiene diferentes consecuencias entre la población más joven. Por lo que se refiere a salud, puede traer enfermedades respiratorias, como asma o bronquitis. Los jóvenes son los más afectados por la situación de estrés, culpabilidad o estigma, que puede estar relacionado con la falta de higiene personal.

El estudio remarca que los adolescentes bajo precariedad energética tienen 5 veces más posibilidades de desarrollar problemas de salud mental. Respecto al rendimiento educativo, la limitación de recursos energéticos dificulta realizar los deberes desde casa.

Las familias que utilizan alternativas menos seguras (estufas de leña o butano) sufren un gran riesgo de incendio, electrocuciones, intoxicaciones, etc.

La principal propuesta del estudio, realizado por Irene González Pijuan, es la mejora de los sistemas de detección, ya que muchos casos pasan inadvertidos en el actual circuito. Recomienda contar con centros educativos y con sus profesionales para detectar los casos y poder intervenir desde las administraciones.