Las medidas de seguridad ante la pandemia del Covid-19 han provocados una diada de Sant Jordi diferente en Barcelona. La mayor novedad han sido las largas colas que se han acumulado este viernes en los accesos a los espacios delimitados por el Gremi de Llibretes, destinados a la venta de libros y rosas y la subsiguiente firma de ejemplares.

Los espacios, repartidos por toda Barcelona, han contado desde primera hora de la mañana con personal de seguridad, que controlaba tanto el número de personas que accedían al perímetro como el gel hidroalcohólico en la entrada, de uso obligatorio, además del uso de mascarilla.

Sin embargo, aunque el aforo en los recintos estaba limitado, se han mantenido las distancias de seguridad en su interior, y el tráfico de personas ha sido fluido. No obstante, en los alrededores de los espacios se han producido algunas aglomeraciones.

Esta situación se ha producido especialmente en los lugares en los que era tradicional una mayor afluencia de gente: algunos tramos del Paseo de Gràcia, la Plaça Reial --cerca de La Rambla-- y en el exterior de establecimientos como Fnac o La Central.

Pese a que en calles como La Rambla y Paseo de Gràcia ha habido menos puestos de libros y rosas de lo habitual, la afluencia de gente ha sido continua durante todo el día, especialmente a mediodía, aunque menos que en años anteriores.

Las librerías y floristerías barcelonesas han podido habilitar este año puestos en la calle frente a sus establecimientos, y se prevén un total de 490 mesas de rosas y libros distribuidas en 180 paradas en toda la ciudad, y once grandes espacios al aire libre.