El portavoz del sindicato CSIF en la Guardia Urbana de Barcelona, Eugenio Zambrano, asegura que lo que ha pasado este verano en Barcelona a nivel de inseguridad lo vienen vaticinando desde hace años. Especialmente desde que Ada Colau llegó al Ayuntamiento de la ciudad. Según Zambrano "sorprendre el descaro de Colau cuando se presenta como víctima de una campaña de desprestigio. Es una falta de respeto, dice, hacia la policía que trabaja de forma precaria o hacia las verdaderas víctimas que han sufrido algún tipo de agresión". El portavoz del CSIF en la Guardia Urbana acusa a Colau de no tener límites y también a determinadas élites sociales, políticas y mediàticas, por intentar blanquear la nefasta gestión pública de la seguridad. 

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha denunciado en su canal de youtube "una campaña de alarmismo" y un uso partidista de la seguridad en la ciudad. Critica también al consejero de interior, Miquel Buch, a quien acusa de "dejadez intencionada" hacia Barcelona. Según la alcaldesa Colau, el consejero Buch sólo ha movido ficha una vez pasadas las elecciones municipales, por intereses partidistas. Fue entonces cuando anunció la llegada de 320 agentes de mossos de esquadra a Barcelona este mes de septiembre. 

Desde el CSIF, Eugenio Zambrano, echa en falta un poco más de autocrítica en este vídeo. Le pide a Ada Colau "que deje de poner el ventilador culpando a los demás, cuando la única responsable de la inseguridad en Barcelona es ella". Zambrano le da un voto de confianza al nuevo responsable en seguridad, Albert Batlle y al PSC. "Los socialistas, dice, tienen una solvencia demostrada gestionando la seguridad en Barcelona, con Jordi Hereu como máximo exponente".

Zambrano lamenta que, en este debate sobre la inseguridad, se ponga el foco en la administración de justicia. Recuerda que los jueces aplican la ley de igual manera en todos sitios y que la reincidencia es la misma en todo el Estado. La pregunta es, segun Zambrano, "por què los delicuentes escogen Barcelona". El portavoz del CSIF sitúa dos motivos: en la capital catalana hay más turistas pero también dejación de funciones y un efecto llamada. Desde el 2015, cuando Ada Colau llegó a la alcaldía, la delincuencia ha subido un 30% en Barcelona.