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La contaminación en el embarazo puede aumentar la presión sanguínea de los niños según un estudio

Uno de cada 5 niños vive en un entorno urbano con una contaminación que se relaciona con mayor presión arterial

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Tiempo de lectura: 2'Actualizado 13:19

La exposición a la contaminación atmosférica durante el embarazo podría aumentar la presión sanguínea de los niños, según un estudio liderado por el Institut de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) que analiza el impacto prenatal y posnatal que tiene en la presión arterial infantil factores urbanos como la polución, el ruido y la densidad de edificios.

El equipo investigador ha analizado los datos de 4.279 niños participantes en el proyecto europeo Helix y pertenecientes a seis ciudades europeas: Bradford (Reino Unido), Poitiers, Nancy (Francia), Sabadell, Valencia (España) y Heraclion (Grecia), ha informado este jueves en un comunicado ISGlobal, centro impulsado por la Fundación La Caixa.

En el estudio, publicado en la revista 'Environment International', los expertos evaluaron diversos elementos del entorno urbano a nivel prenatal y posnatal, y la presión arterial se tomó cuando estos tenían entre 4 y 5 años para poder observar el efecto a largo plazo de los factores analizados.

Los niveles más altos de contaminación atmosférica, según el estudio, se relacionan con un aumento de la presión arterial infantil, sobre todo si la exposición se da durante los dos primeros trimestres del embarazo.

Así, un incremento de 9,1 microgramos por metro cúbico del dióxido de nitrogeno se asoció con un aumento de 0,9 milímetros de mercurio en la presión arterial diastólica de niño --la presión diastólica infantil sana ronda entre los 50 y 80 milímetros de mercurio--.

El valor que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido para proteger a la población de los efectos nocivos del dióxido de nitrógeno es de 40 microgramos por metro cúbico, una cifra que ciudades como Barcelona o Madrid superan de forma habitual.

El estudio también señala que las características del entorno urbano durante la infancia también parecen jugar un rol importante y, si bien una densidad elevada de edificios se relaciona con una presión arterial más alta, la buena conectividad en el transporte urbano se vincula con una presión más baja.

"Estas asociaciones, que podrían reflejar cómo se mueven las personas por la ciudad, pueden indicar que una conectividad mayor promueve la actividad física en la población", ha asegurado la investigadora de ISGlobal Charline Warembourg.

Según el estudio, uno de cada cinco niños vive en un entorno urbano con unos niveles de contaminación atmosférica, ruido o densidad de edificios que se relacionan con una presión arterial más elevada que el resto.

Warembourg ha afirmado que los resultados desvelan que "a partir de la concepción, el entorno urbano puede afectar a la presión arterial en niños en edad preescolar".

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