La Casa Batlló ha vivido este miércoles las primeras colas para entrar después de cerrar por primera vez en su historia a causa del coronavirus. La diferencia respecto a las colas previas a la pandemia es que la mayoría del público es local –cuando normalmente el 95% son turistas–, una afluencia impulsada por las más de 40.000 entradas gratuitas que la institución ha ofrecido para residentes en Cataluña y sanitarios.

Las entradas se agotaron con 4 horas, y según el director de la Casa Batlló, Gary Gautier, se estudia ampliar la promoción "para abrir el patrimonio a la gente de Cataluña". El aforo está reducido a menos de un tercio, y con las medidas de higiene "más innovadoras" se busca "sobreproteger" el edificio, Patrimonio de la Humanidad.

De momento, pueden visitar la creación de Gaudí hasta 250 personas (la licencia habitual es de 870), según los aforos que marca la UNESCO. "Hemos tomado esta medida de prevención para que la gente tuviera su espacio. No queríamos empezar con aforos llenos", ha dicho Gautier, que asegura que adaptarán las restricciones a medida que evolucionen los nuevos flujos de visitantes.

El 17 de junio, la Casa Batlló ofreció más de 40.000 entradas gratuitas para residentes en Cataluña (90%) y sanitarios de todo el Estado (10%). En el caso del público local, se agotaron en 4 horas, y las reservadas para sanitarios se agotaron en tres días.

"La mayoría de gente que ha venido proviene de estas entradas gratuitas, que regalamos como detalle de solidaridad en este verano tan diferente para todos", ha explicado el responsable del edificio. Ante la creciente demanda, estudiarán ampliar la oferta gratuita, que de momento se ha hecho para los meses de julio y agosto. "Es una forma de abrir el patrimonio a la gente de Cataluña, y que sientan que es el patrimonio de todos".

La cola para entrar a la Casa Batlló llegaba hasta la calle Aragón, para cumplir con las distancias y entrar en las horas pautadas en la reserva.

La institución ha querido "sobreproteger" este Patrimonio de la Humanidad con las herramientas "más innovadoras que hay en el mundo". Concretamente, se ha instalado un sistema de ionización bipolar de plasma frío en todas las unidades de aire de la Casa, así como filtros HEPA y de carbón activo en los conductos de ventilación. La ionización de plasma garantiza en 30 minutos una tasa de inactivación del 99,4% en covid-19.

"Hemos querido crear la garantía de que el aire que se respira aquí sea mucho más sano que el del exterior. Es comparable al de un quirófano", ha apuntado Gautier.

Para la desinfección del equipamiento de las audioguías de realidad aumentada, se ha creado un sistema de limpieza mediante luz ultravioleta que garantiza la desinfección total. Cada cinco minutos, el personal de la entrada que reparte las audioguías las introduce en esta máquina de desinfección. Estas medidas tecnológicas conviven con un aumento de la frecuencia e intensidad de la limpieza.