El Arzobispado de Barcelona estudia agrupar las parroquias en 48 comunidades dirigidas por falta de rectores. Es una de las propuestas que surge del documento de trabajo de reestructuración o remodelación parroquial diocesana que hace un año y medio encargó el arzobispo de Barcelona, ​​Joan Josep Omella, a una comisión mixta. El borrador, tal como lo define la Iglesia archidiocesana de Barcelona, ​​debe ser estudiada por todos los niveles diocesanos y después será el cardenal Omella y su consejo quienes decidirán "qué hacer y con qué cadencia". El objetivo de la propuesta es reforzar la presencia pastoral, adaptándola a las necesidades actuales y futuras, tal como se ha hecho en otras diócesis como la de Milán, "con buenos resultados".
Las 48 comunidades pastorales serían grupos de entre 3 y 6 parroquias alrededor de una de central de un barrio o comarca, para facilitar una mejor coordinación y una especialización "adecuada". Se pretende también reforzar el trabajo en común y la "sinodalidad" de sacerdotes, laicos, religiosos y diáconos. La propuesta no descarta suprimir algunos centros de culto, "cifra que no superaría los diez templos".

Desde la entidad eclesiástica indica que el "proceso de secularización" fuerza que los rectores atender varias parroquias a la vez, de ahí que el estudio plantee una "mejor distribución" de los recursos pastorales para obtener la "máxima eficacia pastoral" y el sostenimiento "adecuado" de las unidades pastorales resultantes.