La Fundació Arrels ha alertado este martes de que tanto los recursos asistenciales a largo plazo para personas sin hogar, como los que cubren necesidades básicas, son "insuficientes" en Barcelona; y ha advertido que la situación de los 'sin techo' es peor ahora que antes de la pandemia del coronavirus.

Así se desprende de la nueva edición de la guía 'Sobreviure al carrer a Barcelona', que la entidad edita cada año desde 2019, y que recoge un centenar de recursos a los que las personas que viven en la calle se pueden dirigir para cubrir sus necesidades básicas.

Los servicios contemplados en la guía pertenecen a 60 entidades privadas y recursos públicos y contemplan necesidades básicas como alimentarse, ducharse, cambiarse de ropa o guardar las pertenencias en un lugar seguro, pero también recursos donde poder dirigirse si sufren una agresión, si necesitan orientación jurídica y legal, para buscar trabajo o acceder al sistema sanitario, entre otros.

Arrels ha indicado que la llegada del Covid-19 ha impactado en la situación de las personas que viven en la calle y en los recursos que las atienden y ha recordado que, desde hace un tiempo y más a raíz de la crisis del coronaviurs, en los servicios del Ayuntamiento de Barcelona para personas sin hogar existen listas de espera para que puedan ser atendidos.

"Justo antes de la pandemia, cualquier persona que viviera en la calle en Barcelona podía ir a los tres albergues municipales a pedir plaza; la lista de espera era de entre cinco y siete meses, pero se podían apuntar. Esta opción ya no existe", ha advertido la organización en su comunicado.

Asimismo, la entidad ha remarcado que, debido al Covid-19, Barcelona ha estado 15 meses sin albergues de acceso directo y que las personas sin hogar han dispuesto de menos espacios de descanso diurnos que, además, "se han visto afectados en el aforo y las limitaciones en los tiempos de estancia, y algunos han cerrado temporalmente".

La fundación también ha lamentado que la mayoría de la comida que se distribuye entre las personas que viven en la calle sigue siendo "para llevar y fría", que hay una falta de consignas donde guardar las pertenencias, así como pocas duchas y espacios para aquellas personas que salen de la cárcel.