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VACUNAS

Claves y argumentos científicos para convencer a los escépticos de la vacunación

La información veraz, contrastada y contextualizada es esencial para conseguir motivar a la población y explicar los riesgos de la inoculación masiva de estas terapias.

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Herrera a COPE Catalunya i AndorraBarcelona

Tiempo de lectura: 5'Actualizado 14:04

Las últimas informaciones sobre algunas vacunas contra la COVID-19 y las decisiones adoptadas por algunos estados y autoridades para limitar su inoculación a ciertos grupos de edad han derivado en una desconfianza de estas terapias, lo que ha reducido de forma notable el ritmo de vacunación.

Según el último barómetro del CIS, en torno el 6,5 % de la sociedad española no está dispuesta a vacunarse cuando llegue su turno y el 5 % aún tiene dudas sobre estas terapias o no ha decidido si lo hará, un porcentaje que se ha ido incrementando estos días debido a las últimas noticias.

De hecho, tras las informaciones publicadas por la Agencia Europea del Medicamento con respecto a la infrecuente vinculación de una vacuna contra la COVID-19 con una posible trombosis, se ha multiplicado el número de personas que no han acudido a su cita para vacunarse o que directamente han rechazado la vacuna de forma explícita motivados por las dudas planteadas y los posibles riesgos que tiene.

Por ejemplo, en el caso de la Comunidad de Madrid, los datos detallan que el rechazo de la vacuna ha pasado del 3 %, a finales del mes de marzo, a más del 60 % debido a las últimas informaciones y decisiones sobre los grupos de edad a mediados de abril.

En Herrera en COPE Catalunya hemos hablado con Manel Armayones, investigador del e-Health de la UOC «La gestión de la información y la toma de decisiones sin criterios científicos y estadísticos han sido fatales para la confianza en las vacunas. La prudencia es un aspecto fundamental y hay que investigar cada caso y estar alerta, pero hay que ser consciente de que todos los fármacos tienen efectos secundarios y que estas vacunas no son diferentes de los miles de fármacos que nos hemos puesto antes y que nos ponemos cada día»,

Argumentos de las personas contrarias a la vacunación

Estos argumentos que ofrecen las personas que no están dispuestas a vacunarse o que plantean muchas dudas sobre este tipo de terapias se basan principalmente en la libertad individual de cada ciudadano, en los efectos secundarios derivados o en la inseguridad. «Es cierto que la decisión de vacunarse o no es un tema individual, pero también es una decisión comunitaria, ya que no vacunarse afecta a la sociedad y a la gente de nuestro entorno, por lo que hay una parte de responsabilidad civil», recalca este experto.

En este sentido, Manuel Armayones, experto en psicología del comportamiento y profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación e investigador del eHealth Center de la UOC, señala que la decisión personal de vacunar es un acto altruista en beneficio propio, pero también colectivo. «Al vacunarnos estamos contribuyendo a ser parte de una sociedad segura que cuida del bienestar de todos, de las personas más frágiles y con mayores riesgos, como los ancianos, o de personas que por cualquier motivo médico no puedan vacunarse», subraya Armayones.

De hecho, al contextualizar la información, se demuestra que en colectivos tan vulnerables como las personas mayores, más propensos a tener problemas de salud y complicaciones, las defunciones en residencias han pasado de ser más de 700 semanales en enero y febrero a solo dos en marzo, según los registros del IMSERSO, una caída atribuible a la vacunación masiva en estos centros sociosanitarios durante los primeros meses del año.

Por otro lado, otra de las dudas en las que se apoyan las personas contrarias a la vacunas para su rechazo se basa en la rapidez con la que se han desarrollado, sin tener en cuenta aspectos como la ingente inversión económica y profesional que se ha realizado en el último año.

«En Europa se están administrando vacunas muy innovadoras, pero esto no quiere decir que sean nuevas o que se hayan inventado hace un año. Las vacunas de ARN se propusieron hace veinte o treinta años y desde entonces se lleva investigando en su desarrollo. Es más, ya se estaban haciendo ensayos clínicos antes de la pandemia, pero al haber una pandemia y una fuerte inversión se han acelerado los resultados», explica Macip.

Claves para combatir las dudas

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En este sentido, las mejores herramientas para la persuasión y el convencimiento de las personas que dudan de los beneficios de vacunarse y recelan de los posibles riesgos, se basan en aspectos como la transparencia de la información, un enfoque positivo de la situación actual derivada de la vacunación o de los beneficios que se obtendrán socialmente gracias a la inmunidad adquirida.

«Debemos poner en valor los aspectos positivos de la vacunación frente al efecto tan negativo de no vacunarse, básicamente en el aumento de fallecidos y la imposibilidad de recuperarnos económica y socialmente, ya que la vacunación contribuye a formar parte de la solución. De hecho, la vacunación no solo ofrece un beneficio propio, también contribuye a ayudar al conjunto de la sociedad», incide Armayones, quien invita a pensar en una situación que por evidente no debemos olvidar: ¿qué pasaría si los científicos no hubieran desarrollado vacunas para acabar con la pandemia? ¿Cuánto tiempo más hubiera resistido la sociedad sin un colapso global mucho más duro que el que ya estamos viviendo especialmente en algunos sectores?

Del mismo modo, se ha de hacer hincapié en la información veraz y contrastada, de fácil comprensión para el público en general que explique los datos en su contexto, no destacando únicamente los acontecimientos puntuales, como los trombos derivados de algunas terapias, poco frecuentes, sino también datos tan reales como puede ser el porcentaje de personas que los sufren en comparación con los efectos adversos de medicamentos mucho más comunes o el número de personas a las que la vacuna está salvando de morir por SARS-CoV-2.

«En el ámbito de la salud pública, debemos explicar a las personas los beneficios sociales que como colectivo vamos a ir teniendo debido al aumento de la vacunación y a la inmunidad de rebaño, como es el caso de la drástica reducción de los fallecimientos en las residencias de mayores desde el comienzo de la vacunación o el hecho de que aumentar los porcentajes de inmunización poblacional nos va a permitir recuperar paulatinamente, y a modo de metas, actividades relacionadas con el trabajo, la cultura y el ocio que tanto echamos de menos. De este modo, generando esperanza en la población, subrayando el gran esfuerzo colectivo en la vacunación, la mayoría del conjunto social asume ese esfuerzo en la consecución de un objetivo común», recalca el investigador del eHealth Center de la UOC.

Así, ese binomio transparencia y vacunación masiva permitirá demostrar que las vacunas están funcionando y lograr que la gran mayoría de personas pueda comprobar de manera palpable lo importante que es la vacunación. «Y una vez que tenemos la información, será mucho más útil el ejemplo del efecto real de las respuestas de la vacuna en la sociedad para que la gente pueda observar lo que está pasando y cómo se está mejorando la situación. Así, poco a poco iremos dotando de confianza a más gente y se reducirá el número de personas escépticas», .

Decálogo para convencer a una persona escéptica de las vacunas

Los investigadores de la UOC proporcionan los 10 siguientes argumentos:

-Todos los medicamentos tienen efectos secundarios, pero sus beneficios son muy superiores a los riesgos que se asumen.

-Desde el comienzo de la vacunación, los fallecimientos en residencias de ancianos se han reducido drásticamente.

-Las vacunas son las terapias más seguras y los posibles riesgos de las vacunas son poco probables.

-Las vacunas basadas en ARN se llevan estudiando desde hace veinte años.

-Los riesgos derivados de la COVID-19 son muy superiores, con riesgo de muerte, que las poco frecuentes trombosis derivadas de las vacunas.

-No realizar una vacunación masiva prolongará la pandemia durante mucho más tiempo. No existen certezas, pero no hacer nada no va a mejorar la situación.

-La vacunación masiva permite la vuelta a la normalidad y la recuperación paulatina de la normalidad.

-Si ante una primera dosis no ha habido reacción, el riesgo de sufrir algún tipo de efecto secundario con la segunda dosis es mínimo.

-Los profesionales sanitarios y el personal de residencias han sido los primeros colectivos en vacunarse y los efectos secundarios graves apenas han existido.

-Vacunarse es un acto altruista: no solo se protege uno mismo, también contribuye a la protección de toda la sociedad, especialmente de aquellas personas inmunodeprimidas que no pueden optar a este tipo de terapias.


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