El juicio por la muerte violenta perro Cooper se ha suspendido hoy en Valladolid a la espera de concretar el estado mental de uno de los acusados, Luis. Un informe médico forense presentado in extremis por la defensa del matrimonio, formado por Luis y Raquel, indica que el acusado sufre un trastorno explosivo intermitente que podría reducir su responsabilidad criminal. La acusación quiere contrastar este informe por entender que este diagnóstico se contradice con el hecho de que Luis trabaja en el Ejército desde la década de los 90. Los militares se someten periódicamente a exámenes psicológicos y psiquiátricos. Nuria Duro, abogada de la acusación, ha explicado a COPE que nunca se había detectado ese trastorno . “Se ha empezado a someter a un tratamiento en 2019 con el ánimo de obtener esta eximente”, ha precisado.

El Juez admite así la petición de las acusaciones para que se contraste ese informe médico. Las acusaciones mantienen la petición de tres años y ocho meses de prisión para cada uno de los acusados, tanto para el autor material como para la mujer, porque presenció el maltrato al perro y lo consintió. A las puertas, miembros de Libera y de Defaniva se han concentrado para pedir que se endurezcan las penas por maltrato animal. “Sufren, son sereves vivos y además hay una menor, una niña de seis años que ha convivido con un cadáver”, han señalado miembros de Defaniva, apostados en las puertas de los juzgados de Valladolid y acompañados por perros de acogida.

'Cooper' fue adoptado por Luis y Raquel en Santovenia de Pisuerga, Valladolid, en marzo de 2018. El can fue encontrado muerto con signos de violencia el 20 de agosto en la cocina del domicilio de los adoptantes, una familia compuesta por una pareja y una niña de seis años, que habían mantenido el cadáver tapado bajo mantas durante varios meses. En la boca del animal se encontró un trapo.