Reto de futuro: “caminar al lado de nuestros mayores”. Esto que parece lo lógico cuando ellos nos han ayudado a recorrer los distintos caminos a lo largo de nuestras vidas, nos lo han mostrado de frente además, los efectos de la pandemia del COVID-19.

Los ancianos, han sido y continúan siendo uno de los colectivos más vulnerables. El avance del coronavirus y con ello, las medidas de seguridad y confinamiento implantadas por los Gobiernos Central y Autonómico, han provocado la intensificación y el aumento de los recursos humanos y económicos, por ejemplo, en los programas de atención a mayores que Cáritas desarrolla en Castilla y León.

En cada una de las provincias de la Comunidad, Cáritas atiende a los mayores a través de una doble vertiente. Por un lado, se encuentran los centros residenciales, dependientes o gestionados directamente por Cáritas en lo que se atiende a 507 personas. La avanzada edad, patologías previas y en algunos casos su grado de dependencia, han agudizado aún más la situación de debilidad y vulnerabilidad de los mayores.

“Creo que esta crisis, lo que nos enseña, es que tengamos una mirada integral hacia la persona y una mirada integral también al derecho a la salud que tiene toda la sociedad, incluidas las personas mayores”, comenta en COPE Luis Miguel Rojo, Delegado de Cáritas en Valladolid, que añade que ante esta situación se hace fundamental activar “redes y procesos de acompañamiento a los mayores sobretodo para quienes viven en situación de soledad no deseada o que se sienten solas en diferentes contextos”.

Siguiendo las recomendaciones sanitarias y debido al alto riesgo de contagio que suponían estos centros, se hizo una detección activa de casos y se habilitó sus correspondientes áreas de aislamiento, se limitó el uso de las zonas comunes, se cerraron visitas y se cancelaron todas las actividades grupales.

“La evolución del virus y las complicaciones sobrevenidas han obligado a las residencias, siendo centros asistenciales y sociales a convertirse en centros hospitalarios sin tener los medios adecuados”. Hay que valorar y agradecer la entrega, dedicación y cariño que los trabajadores y otros colaboradores de las residencias han demostrado. Su esfuerzo y compromiso con los mayores, es un ejemplo para la sociedad, por su labor de acompañamiento a quienes han pasado estos meses en soledad y sin el afecto y seguridad de sus familiares.

Eso en lo referente a las residencias, pero por otro lado, Cáritas acompaña y cuida a las personas mayores a través de sus programas de acción en el territorio, parroquias y voluntarios. Un total de 866 personas han recibido apoyo desde que comenzara el estado de alarma el pasado 14 de marzo. “Los voluntarios de parroquias han estado al lado de los más vulnerables ayudando y acompañando a muchas personas mayores”.

Esta acción resulta “un pilar fundamental” en el ámbito rural donde hay una gran parte de la población que vive en soledad. En estas situaciones, su único vínculo para encontrar acompañamiento y ayuda, para cubrir sus necesidades básicas, es en muchos casos, el párroco y los voluntarios de Cáritas.

Esta crisis pon de manifiesto que aún queda “un largo camino” que recorrer en el cuidado y acompañamiento de nuestros mayores. “El trabajo en red de la administración pública y las entidades privadas, la sociedad de los cuidados, la protección social y el derecho de la atención sanitaria pública y universal, también para nuestros mayores, son los retos de futuro que nos deja el Covid-19”.