Desde su puesta en marcha en diciembre del pasado año la Estrategia de Vacunación frente al COVID-19 ha sido actualizada en España en seis ocasiones.
Sin embargo, esas adaptaciones no han dado respuesta a todas las demandas de quienes vienen solicitando ser considerado prioritarios en la campaña de vacunación.
Esto está generando preocupación e, incluso, malestar en grupos de población considerados por las propias autoridades sanitarias de especial riesgo ante la infección por coronavirus. Es el caso de las personas diagnosticadas de fibrosis quística, una enfermedad que merma la capacidad pulmonar de quien la padece.
“Al inicio de la pandemia”, recuerda Miriam Aguilar enumerando otros grupos de población especialmente vulnerables a la infección por COVID-19, “se nos mencionaba mucho”. Sin embargo, los cambios de criterio han provocado que algunos de ellos estén vacunados, bien por su edad o su profesión, mientras “la mayor parte seguimos sin vacunar”. “Ni tenemos fecha ni nada”, lamenta.
A Miriam, diagnosticada de fibrosis quística a los 12 años, ya no le vale la “excusa” de la escasez de vacunas. “Hace tres meses era cierto”, reconoce. Pero habiendo ya disponibles cuatro fármacos “no entendemos”, se queja, que no se priorice la vacunación de pacientes de riesgo como ella pese a estar llevándose a cabo llamamientos masivos por fecha de nacimiento.
Más de un año “semiconfinados”
“No estamos haciendo una vida seminormal”, explica Miriam, al contrario que “la mayoría de la gente”.
Antes, incluso, de que fuera decretado el primer Estado de Alarma “ya se veía lo que iba a venir” y, desde entonces, ella y otros enfermos de fibrosis quística están “semiconfinados”. “El que puede”, relata, “trabaja o estudia desde casa, evita salir e ir a sitios concurridos”. “¡Estamos desesperados!”, concluye.