La pandemia no ha podido con la ilusión de la Navidad y de hecho el Ayuntamiento no quiso que la ciudad este año se quedase sin una decoración especial, pero también sorprendente y anticipada.
El encendido se produjo el 12 de noviembre y lo hizo discretamente para evitar aglomeraciones. Hoy, dos meses y medio después, los operarios han comenzado a desmontar las estructuras que encendieron las ilusiones de los paseantes en una de las Navidades más inciertas que se recuerdan.
Los 350 metros de la calle de Santiago se han despedido del pasillo de luces con cúpulas encadenadas que se apagaron tras la festividad de Reyes. La ciudad comienza así a recuperar su imagen habitual en un contexto excepcional.