«Comunicar encontrando a las personas donde están y como son», ir «donde nadie va». A eso estamos llamados los comunicadores, especialmente cuando celebramos la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Nuestra labor es imprescindible, y lo es para el desarrollo, tanto de personas, como de sociedades libres. Pero debemos ser conscientes de que es necesario situar la verdad por encima de otros intereses legítimos, puesto que nuestro mayor compromiso es con la sociedad.

Una sociedad cada vez más ávida de información instantánea, aunque a veces los bulos y las noticias falsas, esas que conocemos por su anglicismo, las fake news, sean el peaje que muchos están dispuestos a pagar por saber lo que ocurre a su alrededor, aunque no sea cierto. Nosotros, los comunicadores, debemos ser capaces de transmitir la realidad para ayudar a formar ciudadanos críticos. Si conseguimos que haya alguien que manifieste sus opiniones con razones fundamentadas en informaciones veraces, es que algo estamos haciendo bien, aunque muchas veces nos cueste. Feliz día a los compañeros que se dedican a esta labor tan bonita. Especialmente a toda la familia de esta casa, Cope Segovia, en su 20 aniversario. Vayamos, veamos, y contemos la verdad, siempre.

Hablando de comunicación y de verdad, la actualidad informativa de esta semana nos lleva a la presentación de la Memoria de Actividades de la Iglesia en España durante 2019. En ese documento está recogida toda la labor de la institución en diferentes ámbitos, también el económico, y en él nos hemos centrado esta semana hablando con el ecónomo de nuestra Diócesis, don Rafael de Arcos Extremera.

Desde que hace más de un año se iniciara la pandemia, no han faltado las voces críticas de quienes afirmaban que la Iglesia no estaba haciendo nada. Sin embargo, Rafa destaca el «impresionante» capital de la institución. De hecho, en nuestra Diócesis de Segovia se fabricaron mascarillas y pantallas en los conventos, los capellanes de Hospital y cementerio acompañaron a enfermos y familias en duelo, la Casa de Espiritualidad acogió a personas sin hogar…

Desde hace varios años, la Iglesia está haciendo un importante esfuerzo por hacer un ejercicio de transparencia de sus actividades y recursos, tanto para con las administraciones como para con sus fieles. En el caso de la Diócesis de Segovia, los recursos que la sustentan provienen esencialmente de donativos y la aportación tributaria, aunque también de alquileres o plusvalías. Recursos que van destinados a gastos de pastoral y conservación, y a las nóminas de sacerdotes y laicos que desarrollan su labor en la institución. Entre esas aportaciones, al tradicional «cepillo» se han sumado opciones para donar como bizum o el portal dono a mi iglesia, iniciativas que Rafa considera positivas aunque, «nos va a costar acostumbrarnos a ellas».

Al final, colaborar con la Iglesia a través de un donativo o marcando la X en la Declaración de la Renta, son maneras de ayudar a la institución a «llegar a la meta» de construir y sostener proyectos sociales. Sin olvidar que, si marcamos la X de la Iglesia y la de fines sociales, sumamos un porcentaje de un 1,4% que puede ayudar a muchas personas, sin que ello suponga que nos devuelvan menos o tengamos que pagar más.

Dando la vuelta a la tortilla, la contribución de la actividad diocesana al desarrollo económico y social de Segovia es «un grano de arena que cae junto a los demás» aportados por otras instituciones. Sin olvidar que hay más de 300 personas empleadas en la Diócesis, lo que permite el sostenimiento de las familias segovianas. ¿Y hacia dónde va encaminado del sostenimiento de la iglesia? Aunque Rafael indica el camino de la autofinanciación, sentencia que el futuro «no me preocupa, estamos en manos de Dios»