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Fraternidad es uno de los valores que sustentan la vida en un Seminario

Laura García y Juan Cruz hablan con Álvaro Martín sobre su próxima ordenación como Diácono

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Programa semanal de información cristiana con Laura García

Tiempo de lectura: 2'Actualizado 13:25

«Entrego esta encíclica social como un humilde aporte a la reflexión para que, frente a diversas y actuales formas de eliminar o de ignorar a otros, seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede en las palabras». Así presentaba el Papa, el pasado domingo y un día después de firmarla en Asís, ‘Fratelli tutti’, la tercera encíclica de su pontificado. Francisco la define como una “encíclica social” que coge su título de las “Admoniciones” de san Francisco de Asís, quien utilizó esas palabras “para dirigirse a todos los hermanos y las hermanas, y proponerles una forma de vida con sabor a Evangelio”.

Fraternidad es uno de los valores que sustentan la vida en un Seminario, y al Seminario Mayor de Segovia pertenece Álvaro Marín Molinero, el joven que será ordenado diácono el próximo 25 de octubre, día de san Frutos, patrón de la diócesis. Pero ¿qué es un diácono y cuál es la diferencia con un sacerdote? Como explica el propio Álvaro, el diaconado es el grado más bajo de la escala del ministerio sacerdotal, y el paso previo a la ordenación como sacerdote. Se trata, por tanto, de un proceso transitorio cuya principal tarea es la del servicio.

Para llegar a este momento, Álvaro cuenta que ha recorrido un largo camino de discernimiento y crecimiento desde su entrada en el Seminario, pero ya le queda menos para alcanzar la meta. En ese caminar, ha habido momentos de duda, pero también de alegría y de ser consciente de que siempre ha contado con la ayuda del Señor. La entrada al Seminario, el estudiar una carrera, o las amistades forjadas en estos años, son algunos de los momentos que con más cariño recuerda el joven.

Seminario del que es rector Juan Cruz Arnanz, quien afirma que la ordenación de Marín como diácono es una alegría no solo para el propio seminario, sino para toda la diócesis porque, como escribía recientemente Alberto Januzs (otro de los seminaristas), se cumple más de una década sin ordenaciones sacerdotales. Por eso, agradece a todos aquellos que han hecho posible que Álvaro llegue a este momento: su familia, los sacerdotes, el teologado…

Teniendo en cuenta que, efectivamente, Álvaro es el primer ordenado en tantos años, asegura que por una parte le embarga la tristeza, puesto que esta situación es una llamada a la reflexión. Pero, por otra, siente una gran alegría y responsabilidad por el paso que va a dar. Por el momento, se encuentra realizando sus labores pastorales en Cuéllar, donde se encarga de un grupo de catequesis, del acompañamiento, o de la Celebración de la Palabra. Cumple así con esa idea de servicio que nos contaba al principio y a la que piensa dedicarse próximamente.

Hablando de vocaciones y servicio, Juan Cruz subraya que precaución e ilusión son las palabras con las que se inicia el nuevo curso en el Seminario. En el Menor, solo dos chavales continúan su formación, a los que se les proporciona una educación y crecimiento integral, poniendo el foco en la persona para que puedan responder a la pregunta ‘¿qué quiere el Señor de mí?’. Por otro lado, en el Seminario Mayor, junto a Álvaro, están Alberto y Renny, que continuarán sus estudios en Salamanca. Además, este año, ingresa un nuevo candidato.

Rezar y evangelizar, las dos palabras clave para que las vocaciones sean un valor al alza, según Álvaro Marín. Un joven que próximamente será ordenado diácono y que tiene la vista puesta en su futura ordenación sacerdotal, ministerio que “no cabe duda”, como subraya, que ejercerá aquí, en su Diócesis de Segovia.

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