Va acabando noviembre y todo nos encamina a la Navidad. Hasta el tiempo se ha puesto en modo navideño y, haciendo bueno el refrán que presagia la nieve a los pies llegando san Andrés, nos ha cubierto de blanco calles y campos de la provincia. Estamos a punto de comenzar el Adviento, tiempo fuerte del calendario litúrgico, tiempo de preparación personal para acoger a Dios, como nos recuerda Francisco Jimeno, vicario de pastoral.

Así es el Adviento, en el que el verbo venir se conjuga en pasado, presente y sobre todo en futuro. Esa es la clave: lo que se espera, lo que viene y cambia todo. Para ello, la liturgia nos propone, en los cuatro domingos que nos separan de Navidad, un itinerario cargado de sentido. En el primero, se nos invita a despertar; en el segundo, a ponernos en camino; el tercero, el domingo gaudete, es el domingo de la alegría; y el cuarto nos muestra a María acogedora y servicial en el pasaje de la Visitación.

La Palabra, la liturgia… y los belenes. El Adviento es tiempo de belenes. A partir de este domingo 28 de noviembre, podremos visitar el belén que el propio Francisco Jimeno se encarga de armar en el claustro del seminario conciliar. Hablábamos de itinerario; la temática escogida para este año es un itinerario por el río Duratón en el que, entre riscos, ermitas y oquedades se nos muestra una preciosa catequesis del misterio de la Encarnación del Verbo. «Los belenes son mi pasión», nos confiesa Francisco. «Además de su componente artística, son un extraordinario medio evangelizador», nos recuerda en El Espejo. Y no sólo lo es el del claustro del seminario. Otros nacimientos de la capital y de otras localidades segovianas como Cuéllar, Cantalejo y Nava de la Asunción merecen una visita familiar en este tiempo.

En el umbral del Adviento, hoy último viernes de mes, El Espejo acoge de nuevo la sección «Hoy conocemos a…». Nuestro invitado es Fernando Hidalgo, músico sochantre de la catedral de Segovia y laico comprometido en la Iglesia segoviana. Fernando nos acerca su trabajo, sus inquietudes y su forma de entender el servicio a la Iglesia. «En el ejercicio de mi profesión musical, yo me considero un trovador de Dios» es una de las frases que merece la pena destacarse de una entrevista sosegada e intimista, en donde también hemos descubierto su carácter familiar, su apego por la espiritualidad carmelitana y su vocación de servicio a las personas mayores.