Un centenario que se va a celebrar con diferentes actos que comienzan hoy mismo con un gran concierto del Coro Fundación de los Ferrocarriles Españoles, integrado por 30 voces mixtas.

Música en un emblemático edificio construido en 1914, que se asigna al Rey Alfonso XIII, quien sugirió a la Compañía de Ferrocarriles de Madrid a Zarafoza y Alicante que demoliese la vieja estación de Toledo por su falta de empaque para una ciudad tan monumental.

Desde sus inicios fue considerada una de las estaciones más hermosas de España. Fue construida en estilo Neomudejar, incluyéndose en ella algunos de los elementos más característicos de la artesanía de la capital: Azulejos, orfebrería, forjados, celosías. Destacan especialmente en la misma los trabajos realizados en forja por Julio Pascual.

Para la obra, Narciso Clavería dijo haberse inspirado en el convento de Santa Isabel, cuyos muros exteriores muestran arcos de herradura apuntados y polilobulados que aplicaría con distintos tamaños en la estación y demás pabellones, además de gratos juegos de ladrillos, cerámica vidriada y una cuidada cantería artística. Lo más singular sería una singular torre mudéjar, algo inusual en este tipo de edificios, para colocar un gran reloj.

En el año 1991 el edificio fue declarado de Bien de Interés Cultural con categoría de monumento y en 2005, coincidiendo con la legada de la alta velocidad a Toledo, se realizo la primera restauración.

En abril de 2019 el personal perfil de la Estación ha cumplido un siglo de vida, siendo ya una emblemática pieza de la relación de edificios históricos pertenecientes a ADIF y, por supuesto, del patrimonio monumental de Toledo.