Ha sido el primer español que ha cruzado el Atlántico, es decir, más de 4.700 kilómetros, a remo y en solitario; ha recorrido la Laponia a pie y con esquíes; ha circunnavegado la península sobre una tabla y ha sido la primera persona en cruzar el Océano Pacífico en solitario a bordo de una embarcación tipo paddle surf desde San Francisco hasta Hawai. Pero, como si tales proezas le hubieran resultado insuficientes, la agenda del deportista extremo Antonio de la Rosa ya tiene marcados con asterisco los próximos meses de noviembre y diciembre, que son los idóneos, en pleno verano antártico, para lanzarse a una nueva hazaña que ha bautizado como "Expedición Antártida".

El desafío épico, para el que este aventurero de origen vallisoletano residente en Madrid cuenta con el Ayuntamiento de Trillo entre sus principales patrocinadores, consistirá en cruzar a remo y en solitario el Estrecho de Drake desde el sur de la Patagonia (Argentina) hasta la Antártida, que supone una travesía de 1.000 kilómetros, tras los cuales transformará la embarcación de apenas 7 metros de eslora en un pequeño velero para continuar navegando una distancia promedio de 2.000 kilómetros que son los que separan la zona peninsular del continente Antártico de la Isla de Georgia del Sur. Emulará así el arriesgado viaje que, hace algo más de un siglo, realizó el explorador polar Ernest Shackelton, junto a cinco personas en una barcaza, con el objetivo de salvar su vida y la de la tripulación del Endurance, quienes quedaron atrapados durante 16 meses en la gélida región Antártica.

Finalmente, del mismo modo que hiciera el explorador anglo-irlandés al llegar a la ensenada Cove, en la costa Oeste de la Isla de Georgia, Antonio de la Rosa tendrá que superar una complicada sección de trekking y glaciares hasta llegar a la estación ballenera de Husvik donde finalizará su expedición.

Cuando se le pregunta por la razón que le impulsa a enfrentarse a tan duros retos, De la Rosa responde que "es la misma que tuvo el ser humano por ir a lugares y descubrirlos; si esa necesidad no hubiera nacido en el corazón de los seres humanos nunca se hubieran descubierto los continentes y nunca las personas se habrían movilizado".

Y es que, este expedicionario del siglo XXI es una de esas "personas que tenemos esa inquietud de los viejos descubridores y que nos apetece hacer cosas nuevas y salir de nuestra zona de confort para experimentar estas sensaciones que de otro modo sería imposible experimentar". Sensaciones que, aunque efectivamente pasan por el cansancio, incluso el dolor en no pocas ocasiones, también proporcionan una inmensa satisfacción a su protagonista, ya que, tal y como ha confesado, "el estar solo en la inmensidad del océano te produce una sensación de placer, que es difícil de entender, porque al final lo que estás haciendo es algo extraordinario que nadie ha conseguido realizar".

Pero más allá de su pasión adictiva por la exploración, la aventura y el riesgo, existe otra gran motivación que reporta fuerza física y mental a De la Rosa para emprender sus gestas, y es un fuerte compromiso con la conservación del Medio Ambiente, especialmente de los océanos.

"Este tipo de cosas las hago con una embarcación que se llama Ocean Defender, porque tenemos un proyecto muy bonito que es concienciar a la población de la limpieza, de evitar los plásticos de un solo uso, de intentar llegar a tener un planeta limpio, empezando por los océanos, que son el gran pulmón del planeta", ha explicado, apuntando el dato de que "los océanos absorben el 80% del CO2 y los tenemos que cuidar, sin embargo, los hemos estado ensuciando, manchando y contaminando".

Y en pro de esta causa medioambiental, el navegante es el primero en dar ejemplo, "guardando todos los desechos que no son orgánicos; luego los llevo a un punto de reciclaje, algo que normalmente no se ha hecho durante muchos años en las embarcaciones, que han tirado todo al mar".

En definitiva, las expediciones de Antonio de la Rosa son pura pedagogía, ya que tienen como objetivo "mostrar esa suciedad, porque esos plásticos, que se convierten en microplásticos, en nanoplásticos, terminan en la cadena trófica de los peces y, por ende, en la alimentación de las personas".

A las 17:30 horas de esta misma tarde, este explorador castellano-leonés, amante del Alto Tajo a nivel natural y deportivo, ofrecerá todos los detalles de su nueva aventura, "Expedición Antártida", en el Complejo turístico El Colvillo de Trillo, como deferencia a este consistorio alcarreño que no ha dudado en convertirse en uno de sus más importantes patrocinadores.