La ‘nueva normalidad’ también ha llegado a los proyectos que Cáritas Diocesana desarrolla habitualmente en Tenerife. Con el inicio de la desescalada, la ONG ha recuperado algunas de las actividades que lleva a cabo en los municipios de la isla.

Un ejemplo lo encontramos en la Parroquia de San Isidro, en Granadilla de Abona, donde estos días un grupo de voluntarias elabora mascarillas para las familias con dificultades económicas.

Coordinadas por la monitora, Lilian Rodríguez, quince vecinas se han volcado en esta iniciativa solidaria que ha promovido el párroco del barrio, Fernando Delgado, para garantizar la protección contra el coronavirus a los que menos tienen.

Antes del estado de alarma, en el taller se aprendían distintas técnicas de costura, pero ahora la situación ha cambiado y la prioridad es coser mascarillas que Cáritas entrega a los ciudadanos con menos recursos junto con ayuda alimentaria y otros productos de primera necesidad.

Las voluntarias trabajan sin descanso en los salones parroquiales, en turnos de mañana y tarde, cumpliendo escrupulosamente las medidas de higiene y distanciamiento social.

“Nos repartimos por varias habitaciones y cosemos, planchamos, empaquetamos y limpiamos. Tenemos que usar las máquinas que traemos de casa porque aquí solo hay una muy viejita, pero que nos ha sacado de muchos apuros. Las telas, el hilo y el elástico lo han donado personas del pueblo. No sabemos cuántas máscaras hemos podido hacer, lo que sí puedo decir es que ya hemos gastado 250 metros de liga y quince sábanas”, ha relatado Lilian Rodríguez a COPE.

En este mismo sentido, ha querido destacar que “estamos motivadas, satisfechas y orgullosas de poder aportar un granito de arena por esta buena causa. El padre Fernando pidió ayuda y nadie pudo decirle que no”, ha concluido.