Miren, ayer nos explicaba magníficamente bien Fernando Ríos, profesor de derecho político de la ULL, que es lo que subyace detrás de la decisión de Marruecos, aprobada por ley en el parlamento del país alauita, de ampliar sus aguas territoriales de forma unilateral hasta las 12 millas, reclamando la soberanía además de una Zona Económica Exclusiva a lo largo de la costa del Sáhara Occidental que se extendería hasta las 200 millas.

Esta bravuconada de los marroquíes, tropieza naturalmente con la soberanía del estado español, inmiscuyéndose en aguas canarias con el objetivo fundamental de aprovecharse de los recursos naturales de nuestras aguas, especialmente telurio y otros materiales que son muy valiosos desde el punto de vista de la tecnología. Es decir, que nuestros vecinos intentan legitimar y dar carta de naturaleza legislativa a sus pretensiones de llevarse este botín económico.

Y es aquí donde el gobierno de España, tiene que parar los pies a un país, que parece tener un sexto sentido para oler los momentos de debilidad del ejecutivo español. El que ya ha estado bien una vez más, y ha salido de forma inmediata a decir aquí estoy yo, es el presidente del gobierno regional Angel Víctor Torres. Correcto en su discurso, en su firmeza y en los tiempos.

Pero situémonos. Aquí quien tiene que poner en su sitio a Mohamed VI y su tropa, es el gobierno de España, y en ese sentido, la nueva ministra de asuntos exteriores Arancha González Laya tiene su primera papa caliente del mandato. De Pedro Sánchez, la verdad poco espero, porque poco puedes esperar de semejante advenedizo cuyo único interés es el propio, antes del común de todos los españoles.

Pero por lo menos, la gente de su equipo, que en principio parece bastante valida (exclúyase a los poDemitas del gobierno claro está), debe poner los puntos sobre las íes, y responder de forma contundente y firme a lo que constituye en toda regla a una agresión a la soberanía nacional en general, y particularmente a la de todos los canarios.

Vamos a darle un margen de confianza a la ministra a ver qué pasa, aunque con el empeño que tienen los socialistas en dialogar y dialogar con enemigos de España, no sé yo que decirles.