Miren media España está asistiendo estupefacta, al dantesco espectáculo que está dando el gobierno central en las últimas 48 horas. Como si la gestión en general de la pandemia de la Covid-19 no fuera ya un despropósito, ahora el ejecutivo de Sánchez se ha convertido en una suerte de camarote de los hermanos Marx, en el que la ministra Calviño intenta sin suerte poner un poco de sentido común.

El panorama es realmente desolador. El presidente negocia a espaldas de sus ministros con los herederos de ETA, Adriana Lastra la portavoz parlamentaria, actúa con mando en plaza firmando acuerdos en contra de la opinión de los ministros. El vicepresidente Iglesias se pone del lado de los independentistas vascos. La vicepresidenta Calvo consiente después de haber manifestado en repetidas ocasiones que jamás pactaría con Bildu. Los líderes de Podemos se dedican a amenazar y a amedrentar a periodistas en las redes sociales…

¿Realmente nos merecemos este desastre de desgobierno? ¿Nos merecemos este bochornoso espectáculo mientras millones de españoles están pagando en sus carnes las consecuencias de esta crisis?

Yendo al fondo del asunto, pactar una derogación de la reforma laboral en este momento supone en pocas palabras, acabar con la base jurídica para poder aplicar una herramienta fundamental como son los ERTE. Vamos que muchas empresas, se verían obligadas a quitar la T de temporal, y presentar un ERE, un expediente de regulación de empleo, eliminando de forma permanente, miles de puestos de trabajo

Como dijo el profesor Gay de Liébana en 13 TV “Esto es dinamita pura para los ERTE. Es fatídico para España, inaudito y de una miopía cortoplacista tremenda”. Va en contra de todo lo indicado por Bruselas. Y cuando hablamos de España, multiplíquenlo por dos en Canarias.

Sánchez ha batido el record mundial de cabrear a gente. Ha logrado enfadar a algunos de sus ministros, los serios claro, a barones del PSOE, a la oposición a los empresarios, a los autónomos…. Hasta los sindicatos no entienden lo que ha hecho.

Pero sobre todo, ha indignado a millones de españoles, que primero quieren superar la crisis sanitaria, y después tener un futuro que garantice su supervivencia económica.