El diseñador Santi Castro es una de los diseñadores asociados a infinidad de momentos del mundo de las Reinas del Carnaval. Empezó su andadura en el año 1991 y desde entonces, ha presentado entre entre tres y cuatro trajes por año sumando las categoría de reina infantil y adulta.

Castro ha relatado como los mejores recuerdos son los asociados a la primera vez que se consigue algo. En su caso fue en el año 2003 cuando su candidata Natalia Díaz se convirtió en Reina del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife con el diseño “Láquesis” en representación de Centro Comercial Carrefour.

La fantasía pesaba más de 200 kilos y tenía cinco metros de altura, además de estar confeccionado con 22.000 plumas auténticas de pavo real.

El diseñador ha comentado que este traje marcó a muchos miembros del gremio y que a partir de ese momento se empezó a prestar atención a la parte trasera de los vestidos.

Santi Castro ha relatado que en el momento de la proclamación “se te pasa de todo por la cabeza y te acuerdas de tu gente, del esfuerzo,de las malas noches, de los buenos momentos".

“Es muy emocionante, merecer la pena”, ha subrayado

Y es que, ha renocido que es complicado innovar en el diseño de los trajes y hay “estrujarse la cabeza” para buscar nuevos materiales o intentar sorprender con efectos, composiciones y formas cada año.

Al final, puede que jurado entienda más o menos lo que se quiere transmitir con el diseño pero “el orgullo de decir que lo logré, eso es impagable”, ha aseverado.

REINA DEL CARNAVAL DE 1981

En el año 1981 la fantasía ganadora tenía por nombre “La Reina de Saba”. La Reina ese año, Alicia Acosta, aún recuerda cómo su diseño era muy diferente a lo que se había visto hasta entonces.

“Estaba compuesto por unca capa de cinco metros de terciopelo, con serpientes y cobras. En el tocado tenía cuernos de elefante y campanitas”, ha precisado.

Según ha explicado Acosta, la evolución en los diseños ha sido muy grande porque antes no tenían ayuda de ruedas para mover sus trajes a pesar del volumen y del peso.

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Además, los espectáculos también han cambiado desde galas más sencillas, “más de andar por casa” hace 40 años en el Teatro Guimerá, a las actuales con grandes escenarios en el Recinto Ferial tras su paso por la plaza de Toros y la Plaza de España de la capital tinerfeña.