La falta de transportistas en el Reino Unido preocupa al sector tomatero de Canarias por el efecto que podría tener en su exportación a este mercado. De momento no tiene problemas para comercializar su producto al ser considerado un país tercero, pasando el producto la aduana y acreditando su documento fitosanitario, pero no dudan en que puede tener consecuencias graves en el medio plazo, al vender allí la mayor parte de la producción.

Pero lo cierto es que esa carencia de conductores es uno más de los problemas que sufre el sector, que debe hacer frente también a la competencia de Marruecos, Turquía o Almería, la subida de los costes en pesticidas, fertilizante, cartón, transporte, salarios o la luz que está disparatada y que emplean en sacar agua de los pozos o para desalar agua y trabar los empaquetados.

El presidente de Fedex, José Juan Bonny, no quiere ser pesimista, pero cuestionado sobre si esto puede suponer la desaparición del sector, responde un “posiblemente. Cada vez tengo menos ganas de seguir trabajando”.

Asegura que el sector en Canarias se sostiene en 4 o 5 empresas que cosechan de 300 a 400 hectáreas, con una masa de trabajadores de casi 4.000 personas, cuyos puestos de trabajo podrían estar en peligro. Por si esto fuera poco, el sector tiene problemas para acogerse a las ayudas concedidas por la covid a consecuencia de los requisitos, entre ellos no tener perdidas en años anteriores.

Algo que se pide por ejemplo en la Unión Europea, pero también en las ayudas concedidas por el Gobierno de Canarias al que han planteado que los beneficiarios de las mismas pudieran ser las cooperativas o las sociedades agrarias, de tal manera que serían estas entidades las que después repartan las ayudas. Bonny calcula para el sector unas pérdidas de hasta 19 millones de euros.