Un grupo de investigadores españoles, entre los que se encuentra el catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Lluis Serra Majém, ha logrado cuantificar por primera vez el desperdicio de alimentos que se realiza en el hogar y el consumo fuera de él en España. La investigación recoge los resultados del estudio científico ANIBES sobre encuestas de alimentación y nutrición de la Fundación Española de Nutrición.

El estudio resolvería así que los alimentos que más se desperdician son aquellos considerados como perecederos tales como la fruta, la verdura o las hortalizas, ya que son los que tienen un menor aprovechamiento en el tiempo. Seguidos muy de cerca del pan, que sería otro de los alimentos que más se desechan en los hogares españoles.

Según esta investigación, por género las mujeres desperdiciarían más que los hombres y, por grupo de edad, los niños serían los que más comida tirarían frente a los adolescentes, adultos o ancianos.

Con respecto a las comidas, el desperdicio mayor se produciría en el almuerzo con un 40%, en la cena sería de un 27% y en el desayuno del 11%. Asimismo, se habría descubierto que las cantidades sobrantes serían mayores cuando se consume en el hogar que cuando se acude a algún establecimiento de fuera.

Este estudio se basó en un registro de 2.009 individuos de edades comprendidas entre los 9 y los 75 años sobre su dieta. Se tomaron fotografías de los alimentos y bebidas antes y después de consumirse, tanto en el hogar como en el exterior.

Lluis Serra Majém aseguraba que estos datos responden a una mala planificación a la hora de comprar y a la hora de cocinar los alimentos. Él señalaba que, a diferencia de hace unos años cuando el aprovechamiento era casi total, ahora no existe un recetario específico de comida que se desperdicia y podría utilizarse y la población es menos consciente de la economía familiar. “Esta falta de habilidades ha hecho que perdamos más alimentos y dinero”, afirmaba Serra Majém.

Asimismo, los investigadores creen que estos resultados pueden contribuir a una mejor comprensión y conciencia de la salud pública e importancia de la sostenibilidad, ya que las consecuencias de estos desperdicios no son solo económicas y nutricionales, sino también medioambientales: “Los alimentos representan el 30% de los gases que se generan de efecto invernadero y se está tirando a nivel mundial un tercio de esos bienes”, afirmaba Serrá Majém.

Según el catedrático de la ULPGC es esencial recuperar hábitos saludables tales como cocinar más en casa, aprender a realizar recetas de comida sana, o consumir productos de kilómetro cero y de temporada. De forma que se mejorará la economía y la salud familiar y se fomente la reducción de la emisión de gases a la atmósfera esencial hoy en día.