El ingeniero técnico en minas, José Ángel Solanilla, ha alertado de la situación del voladizo de la entrada al santuario de Risco Caído, nombrado como Patrimonio Mundial por la UNESCO.

En La Mañana de Cope Gran Canaria remarca “que la visera no está a punto de caerse, pero hay que comenzar a poner medidas para evitar su derrumbe, todavía está bastante estable pero hay que empezar a tomar medidas lo antes posible, porque el peso es de unos 5.000 toneladas.”

El notable peso que soporta, así como su degradación por el paso del tiempo además las condiciones climáticas soportadas, genera que la superficie se resquebraje y esté en peligro de caerse: “habría que poner unos apoyos parecido a unos bastones para sujetarse y una acometida para coser el voladizo, es decir, colocar una malla metálica que sería cubierta una vez finalicen los trabajos.”

El riesgo de que caiga el voladizo es muy trascendente porque si ocurre, se desmoronarían las cuevas, la 6 y la 7 tienen especial importancia porque es en este lugar donde se filtra el sol debido a su cono abierto al exterior iluminando su interior, este episodio es uno de los más impresionantes del conjunto arquitectónico y servía a los primeros pobladores como observatorio astronómico para conocer la época del año a través del equinoccio de primavera y así establecer sus criterios rurales.

La actuación que se propone supondría un impacto visual importante, sin embargo, una vez “cosida la superficie” quedaría como un bloque compacto por lo que en varios años se podría eliminar los apoyos metálicos en “uno o dos años.”

Solanilla también apunta la consecuencia que podría tener un movimiento sísmico en la zona: “ahora sabemos que la zona no experimenta ningún sismo, tenemos tiempo pero hay que tomar decisiones en uno o dos años máximo.