Laura —su nombre real prefiere mantenerlo en el anonimato por precaución— es una de las seis personas que permanecen aisladas en unos apartamentos de Puerto del Carmen tras ser considerados como contactos estrechos del pasajero que dio positivo por coronavirus y que se embarcó en el vuelo Madrid-Lanzarote del pasado viernes sin conocer los resultados de la PCR.

En COPE Canarias, esta joven que regresaba a su isla tras un temporada trabajando en la Península ha relatado cómo está viviendo todo el revuelo surgido tras el conocimiento de que un hombre había llegado a la isla contagiado por COVID-19. No se enteró de todo lo que había pasado hasta ese día por la tarde, pero ya en el avión se había preocupado. "Lo oí toser, pero no quiser hacer psicosis, aunque tenía miedo de beber agua porque tenía que quitarme la mascarilla", relata esta pasajera que iba justo en el asiento delantero.

Laura desmiente que se haya aislado al hombre con síntomas. Ella, de haber sabido que tenía la enfermedad, asegura que hubiese solicitado cambiarse de asiento, pero no quiso preocuparse más durante el vuelo. Explica que, ya en tierra, hizo "un ejercicio de salud mental" y logró tranquilizarse. Fundamental fue la labor de los trabajadores del Servicio Canario de la Salud: "Nos dijeron que el hombre estaba en el penúltimo día del virus y que tenía una carga vírica muy baja". El próximo viernes, al cumplirse los siete días, le harán a ella y al resto de contactos estrechos una PCR para salir de dudas, pero las posibilidades de que den positivo son muy pequeñas.

Lo que más le ha costado a Laura es dormir por las noches, aunque destaca que los empleados del apartamento "nos están cuidando muchísimo". Desde la terraza ve a otra pasajera que iba en el mismo vuelo y cuyo hijo estaba sentado en la misma fila que ella, delante del contagiado. Relata que está sufriendo y la ve llorar por la intranquilidad que la aborda durante estos días, aunque confía en que la prueba PCR del viernes quede solo en un susto.

De las 36 personas que en un principio iban a realizar la cuarentena solo quedan seis por ser los más próximos al otro pasajero. "Cuando el resto se van yendo y a ti te dicen que te tienes que quedar también es un momento duro", confiesa.

Preguntada por qué le diría al contagiado si tuviese oportunidad, no quiere echar más leña al fuego porque considera que "ya se siente suficientemente mal", pero subraya que debería haber tenido responsabilidad y no haber puesto en riesgo la salud del resto del pasaje y de la tripulación.