Las Palmas salió al campo mirando a los ojos al Mallorca, mostrando un juego a la par que el colíder de la clasificación. Mel había decidido dar continuidad al bloque que ganó una semana antes al Espanyol, con la novedad de Clemente por Benito como única salvedad. Y el funcionamiento colectivo fue una continuidad del primer tiempo frente a los blanquiazules catalanes.

Porque en el campo los amarillos buscaron de inmediato la puerta de Manolo Reina con determinación. Las llegadas se producían desde los primeros minutos, en jugadas verticales que acabaron con disparos. Ninguno de ellos tenía la condición de goleador hasta que, a los 20 minutos, una personal de Araujo -asociándose con Kirian- permitió al argentino llegar al corazón del área y cruzar el balón en dirección a la red balear.

Los amarillos tenían velocidad para atacar y, también, orden y prontitud a la hora del repliegue. Las dificultades eran mayores para el Mallorca, que generó su mejor disparo a través de un libre directo de Salva Sevilla que controló en dos tiempos el meta Álex Domínguez. Y minutos más tarde, tras una recuperación en la frontal, Abdón Prats lanzó de nuevo a los guantes del meta visitante.

Su colega Reina, en cambio, tenía más trabajo. Y ya antes del descanso pudieron los grancanarios incrementar la cuenta con nuevas acciones verticales con la correcta lectura de las acciones de contragolpe. Pero el marcador quedó en la mínima renta al descanso, condimentado por una colección de buenas sensaciones.

El encuentro bajó de ritmo en la segunda parte. Las Palmas asumió su papel de proteger la ventaja peleando con energía cada balón. Los grancanarios lograron el objetivo con tranquilidad, sin excesivo trabajo para su portero Alex Domínguez aunque también las ocasiones fueron en menor cantidad en el otro área. El debut de Miguélez acabó por poner la guinda a la tarde balear.