“La vida es como un circo: algunos disfrutan del espectáculo, y otros se esfuerzan para que todo salga bien”. El Cirque du Soleil entra ya en su recta final en la ciudad de Gijón después de casi un mes mostrando a más de 50.000 espectadores la magia y las maravillas de Kooza. Un espectáculo que homenajea la tradición circense y que cuenta la historia de un niño que recibe un cofre que le abre los ojos a un mundo de sensaciones extremas.

Una función, además, que el pasado 15 de agosto llegó a las 4.000 representaciones tras doce años y más de 7,5 millones de visualizaciones. “El secreto de nuestro éxito es que tenemos un espectáculo maravilloso”, asegura la directora de la gira, Shalini Marimuthu.

Un espectáculo que se mantiene en pie gracias a más de 120 trabajadores fijos y otros 100 procedentes de los negocios locales de Gijón. Y es que al día se preparan entre 250 y 300 comidas; consumiéndose a la semana, 370 kg de proteína, 100 litros de leche, 60 docenas de huevos, 10 kg de café y entre 3 y 4 kg de galletas.

Aunque el verdadero “alimento” del artista son los aplausos y la energía del público. “Al final jugarse la vida a más de diez metros de altura merece la pena con tal de maravillar a un público tan bueno como el de Gijón”, nos contaba uno de los tres españoles del espectáculo, el funambulista Vicente Quirós. "En España la gente entiende mucho de circo y el público de Gijón sabe lo que ve".

Roberto Quirós, hermano de Vicente, nos explicaba la rutina de un trapecista del espectáculo. “Yo entreno dos horas al día en la cuerda a baja altura y luego una hora y media a más de 14 metros del suelo”.

Aunque no todo es ejercicio en el Cirque du Soleil. “A nosotros nos gusta relajarnos jugando al fútbol o al tenis”, asegura Vicente después de una dura jornada de trabajo. Sin embargo, también hay tiempo para “dar un paseo por la ciudad con la familia” según dice Roberto.

Para Miguel Berlanga, uno de los payasos que animan la función Kooza, “trabajar en el Cirque du Soleil es lo mejor que me ha pasado”, asegurando que, por él, se quedaría “hasta los 99 años”.

Tras pasar un mes en Gijón, el 1 de septiembre se celebrará la última función en Asturias y "Kooza" partirá a Málaga, para después recalar en Madrid y Sevilla.