La espirulina es una bacteria o alga unicelular con una cantidad de nutrientes concentrados espectacular. Es especialmente conocida por su alto contenido en proteína (la mitad de su peso), aunque también aporta minerales como el magnesio o el hierro y vitamina B.
La protenína ayuda a combatir el cansancio físico y psicológico. El hierro que contiene frena o previene la anemia. Además, es antioxidante, regula los niveles de colesterol (haciendo que baje el malo y suba el bueno) y reduce la tensión arterial.
Sin embargo, también puede tener algún efecto secundario como dolor de cabeza o estreñimiento. Además, no es recomendable tomarla durante el embarazo y la lactancia y las personas con problemas de ácido úrico deben consultar con su médico antes de consumirla.
¿Cómo se compra y se toma la espirulina? Es una pregunta que se hacen muchos profanos en la materia. En el supermercado puede adquirirse deshidratada, como muchas otras algas, fresca o incluso en polvo. Las diferentes formas de consumirla hacen que sea un ingrediente fácil de integrar en nuestra cocina.
Por ejemplo, un batido con bebida vegetal, una fruta y una cucharada de espirulina en polvo será sabroso, saludable y nutritivo. Utiliza también espirulina en polvo en las sopas, con verduras y hortalizas como las espinacas, la zanahoria o la cebolla. También es un buen plato una ensalada con algas wakame, espirulina, cebolletas y atún, aliñada únicamente con aceite de oliva, vinagre de vino y sal.